Unidad

Ha llegado la hora de deponer intereses personales. Unidad con todos aquellos que no estén con la embajada. Y asegurémonos de que en la unidad tengamos verdaderos representantes de los intereses del pueblo

martes, 28 de julio de 2009

Debate post electoral: Luis Osvaldo Abollo

Acerca de los Cabildos Abiertos

¿Es posible que el conjunto de las organizaciones populares Kirchneristas no hayan previsto el resultado electoral? Si esto fuera así, entonces la tan mentada territorialidad de las organizaciones, sobre todo las piqueteras, ¿Dónde se evidencia?
¿No hablan con la gente?
¿No hicieron campaña puerta a puerta si es que estaba en juego el modelo?
¿O debe interpretarse que estuvieron muy pendientes en hacerles de público a los intendentes (Algunos impresentables) que inauguraban, ya con Néstor o ya con Cristina, obras hechas, a medio hacer o por hacer?
¿Creían que alcanzaba con mostrar las obras?
¿O consideraban que la campaña era competencia del PJ?
¿Le sacaron el cuerpo a la campaña electoral?
En cambio, si tenían previsto el resultado ¿Porqué no propusieron los “Cabildos Abiertos” antes de las elecciones?
¿Por qué no haber comenzado a estructurar la pretendida corriente política desde el voto no positivo de Cobos?
Ahora ya no hay tiempo. Y no lo había aún ganando las elecciones por diez puntos
¿O no se enteraron de que en Honduras hubo un golpe y que el siguiente es acá, con Cobos a la cabeza?
¿Se acuerdan que lo anunció Biolcati en lo de Grondona?
El equilibrio se ha roto y el enemigo comienza la ofensiva
¿Qué haremos?
Esta es la cuestión.
Se equivocan quienes piensen gastar el poco tiempo que se tiene en armar una nueva opción electoral (Sabatella, Lozano, Pino, Cevallos o Persico y D´Elia) otro armado superestructural; popular, pero siempre superestructural. Lo cual significa que el pueblo debe ser “Objeto” de la política de los distintos “Kiosqueros” y nunca el “Sujeto Principal” de los cambios y su defensa.
Sin la participación del pueblo en las calles defendiendo las conquistas, es imposible romper la trampa del sistema, y menos aún, vencer al enemigo que ve amenazado su futuro ante una nueva división internacional del trabajo. Ellos lo quieren todo y ya.
¿Alguien lo duda?
El campo popular solo tiene dos opciones: Empezar una retirada ordenada o plantarse y resistir. Ello dependerá de la correlación de fuerzas que tengamos (Habrá que evaluarla, corroborarla y revalidarla en los hechos concretos), pero en ambos casos es necesario “Todo el poder al Soviet”. Es decir: La unidad se debe dar en la base, nunca en las superestructuras; municipio por municipio, localidad por localidad, barrio por barrio, apretando a los intendentes a jugarse con el pueblo en la defensa de las conquistas populares, persuadiendo a los empresarios y a las clases medias que sin justica social no habrá paz para nadie.
Es en el barrio, en la localidad, en el municipio, donde los militantes nos conocemos entre todos. En muchos casos hemos compartido construcciones en común tantas veces como veces hemos hipotecado nuestra militancia y representatividad detrás de “Referentes” que no podían ni servirnos el café.
En cuanto a Nestor y a Cristina, hay que reconocerles un coraje inaudito e inesperado en algunas conquistas centrales para la recuperación del rol del Estado en lo económico, en lo social y en lo distributivo, como así también en materia de Derechos Humanos, no solo por el rescate histórico y la eliminación de la teoría de los dos demonios, sino, y principalmente, por el respeto real que signfica no reprimir ni las protestas más injustas; pero hay que convencerlos que deben apostar decididamente a fortalecer la organización popular para la defensa, no ya del gobierno, sino del Estado. Para ello es menester que los ministerios bajen a los barrios: Cada Sala de Primeros Auxilios debe ser una oficina del Ministerio de Salud, cada escuela, una oficina del Ministerio de Educación, cada comedor o centro comunitario debe serlo del Ministerio de Desarrollo Social; así como cada Organización Libre del Pueblo, que se tengan garantías de que los vecinos la controlan con su participación, deben ser el Estado mismo. No hay otra forma de llegar a los más necesitados. Basta de favorecer a Intendentes que ponen huevos en todas las canastas y no resuelven los acuciantes problemas de los más humildes.
Debemos entender que en momentos como este, la unidad popular es más importante que nuestras propias organizaciones, pues se trata de construir, no una opción electoral, sino un nuevo liderazgo social (Como en algún momento fueron los trabajadores y hoy, con eso solo no alcanza) que hegemonice el proceso de transformaciones que nos permita alcanzar la tan ansiada Liberación Nacional.
Finalmente, y para que se entienda mejor la intencionalidad de lo expresado, se adjunta el documento escrito antes de las elecciones.
Un abrazo Peronista
Gringo
27/07/09

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“Debemos esperar lo mejor, pero estar preparados para lo peor”

El conflicto agrario del 2008 rompió el delicado equilibrio entre el campo popular y el campo del enemigo. Desde allí en adelante, el enemigo ha iniciado una contraofensiva que se evidenció en la escalada de precios, los aumentos de tarifas y todas las regresiones del crecimiento económico que comenzaron a “Enfriar” la economía por más que el gobierno se haya empeñado en relanzar ese crecimiento por vía de la obra pública, quitas en las retenciones, subsidios y créditos blandos a sectores dinámicos de la economía, etc.; sumado a ello la posterior crisis financiera internacional que afecta nuestras exportaciones, sobre todo las no tradicionales, con su consecuencia interna de desempleo.
Pero si bien la situación económica empeoró, y empeorará por la crisis externa, las reservas del BCRA y la nacionalización de las AFJP, hacen que las variables económicas aún puedan manejarse; con lo cual queda claro que el problema del gobierno no es económico, sino político.
La alianza de clases que daba sustento al Kichnerismo parece haberse modificado y los mismos sectores sociales que obtuvieron con este gobierno la mayor acumulación económico – financiera, hoy pretenden, desembozadamente, defenestrarlo. El gobierno se equivocó al creer que la cuestión era por mantener sus ganancias prebendarías. Para nada: El conflicto es por el Poder y ellos lo quieren detentar sin socios.
Y es que los sectores ligados al agro y la agro industria, principalmente de alimentos, son formadores de precios de la canasta familiar, los menos perjudicados por la crisis externa y los que tienen injerencia directa en los precios internacionales. Hoy, el no vender los beneficia, sus propiedades se revalúan en relación directa con la gravedad de la crisis internacional, tienen insignificantes costos fijos gracias a una paridad dólar que les es favorable y cuya diferencia paga el resto de la sociedad y pueden vender al precio que quieren, o esperar que los precios lleguen a los niveles pretendidos. Es decir, el tiempo juega a su favor. Pueden esperar. No ocurre así con el resto de la industria, que verá perder a manos de las multinacionales –subsidiadas desde los países de origen - los mercados externos, y en muchos casos, los internos, que habían ganado en estos años de crecimiento ininterrumpido. Por su parte el gobierno, para mantener la alicaída actividad económica deberá echar mano a las reservas y pagará, los platos rotos. De no haber un cambio rotundo en su política de alianzas, llegará entonces, en el mejor de los casos, al final de su mandato, desgastado por la crisis internacional, sin reservas y jaqueado políticamente por todos los flancos, hasta por sus mejores aliados.
Las elecciones del próximo 28 están perdidas aún cuando se gane, pues no hay posibilidad de sacarle 20 puntos al segundo, ni de, de ningún modo, recuperar las bancas del quórum propio. Esto, quiérase o no, pondrá al gobierno en una situación de debilidad y será el principal factor de unidad de la nueva “Unión Democrática” que el mismo 29 irá por más en su disputa por el “no” reparto de la riqueza.
La nueva situación, sumada al agravamiento de la crisis internacional, debilitara al campo popular pues se comenzará a profundizar resquebrajamiento de la alianza de clases que hizo posible la recuperación de la economía durante el gobierno de Néstor y fortalece la posición de los sectores oligárquicos de América Latina que se verán favorecidos por los precios de los comodities (Con el aditamento de la especulación financiera, que no tiene otra posibilidad de timba) y porque las economías de los países de la región dependerán de sus exportaciones primarias durante un largo período, pues, si los países desarrollados logran zafar de la crisis, seguirán subsidiando a sus empresas para que recuperen los mercados.
Por otra parte, la represión de Alan García en Perú nos está mostrando cómo las oligarquías están operando coordinadamente en toda América Latina: Allí donde pueden, reprimen, y donde no pueden, desestabilizan. Cuentan para ello con los aparatos de prensa y la complicidad Eclesial.
En todos los países de la región, la lucha de las oligarquías no es por mantener sus rentas prebendarías, sino por la hegemonía ante lo que prevén será una nueva división internacional del trabajo. Es decir, acá nos pretenden llevar a una nueva “Década infame”. Lo dicen todos los días y desembozadamente.
Súmesele a esto que todos los pequeños productores agropecuarios, gracias a la soja transgénica, son hoy aliados estratégicos de la oligarquía, más la extorsión abierta y llana a los restantes actores sociales de las economías regionales, so pretexto de coparticipaciones federales, regalías, etc., hacen que le den carnadura política al nuevo proyecto oligárquico.
Más allá de cual será la política que se dé el gobierno para revertir su situación, y si acordamos o no con este gobierno, desde el 29 de junio, la militancia popular, que ha apostado fuertemente al éxito del actual modelo, deberá buscar nuevas formas organizativas y de de lucha para defender las conquistas alcanzadas en estos años; lo cual será una regresión inadmisible, máxime ante la crisis que vive el capitalismo, quizás la más grande de toda su historia.
Los peronistas, consecuentes con las tres banderas de nuestro movimiento, por sobre todos, conocemos bastante de esta historia, y sabemos hacia donde nos pretenden llevar los “Profetas del odio”. Debemos recurrir, pues, a la historia para, esta vez, estar mejor preparados para resistir, pues así como no habían razones de peso para bombardear la Plaza de Mayo en 1955, tampoco hubieron razones para los cortes de ruta salvajes de la Mesa de Enlace del 2008/9. Y es de esperar, sea cual fuere el resultado del 28, que el nivel de violencia sea mayor buscando la provocación que haga ingobernable a la Nación.
A quienes se llenan la boca de “Democracia” y piensan que la resolución de esta contradicción se resuelve en las urnas, e incluyo en esto al propio Kirchner, debemos advertirles que había plena democracia cuando Rojas bombardeó los tanques de gas en Mar del Plata y amenazaba con la voladura de las destilerías del Dock Sud. Hoy no tienen el partido militar, pero tienen otros medios más poderosos, como ser la monopolización total de los medios de difusión y la mayor concentración económica que le permiten con muy poco desabastecer a toda la población. Quienes piensen que los cortes de ruta del campo no fueron un movimiento militar a escala nacional con el objeto de sitiar al setenta por ciento de la población, cual si fuera el sitio de Stalingrado, estarían viendo otro canal.
Por el mismo motivo, también se equivocan quienes piensan que hay que generar otra alternativa electoral para confrontar con la derecha anticipándose al supuesto fin del Kirchnerismo, porque ello implicaría cerrar un proceso, para comenzar otro nuevo y eso es tan funcional al proyecto oligárquico, como los confrontan desde la izquierda contra el gobierno, pues dividen el propio campo.
Si es que no se quiere volver a rifar la militancia, como en otras oportunidades anteriores al 2001, no se puede ser tan irresponsable de hacer política apostando a escenarios en donde el gobierno sea derrotado o derrocado, pero tampoco se puede ser tan irresponsable de pensar en que la capacidad política de Nestor todo lo puede; y creer y aceptar a pie juntillas que todas las alquimias pejotistas que realiza alcanzan para enfrentar al enemigo cuando este avanza. Los dueños del peronómetro pejotista, como en el 55, volverán a estar donde entonces estuvieron al sonar el primer tiro: Debajo de la cama. La carne en el asador la seguiremos poniendo los mismos de siempre. La resistencia peronista no fue obra de ningún PJ, sino del pueblo peronista.
De esta situación solo se sale con unidad y organización popular. Basta de, como decía Jauretche, ser como los perros de los mataderos, que se pelean por las vísceras mientras el abastecedor se lleva la vaca.
Los que nos creemos representantes de los intereses populares o decimos solidarizarnos con ellos, tengamos o no militancia política o social, tengamos o no relación orgánica con alguna estructura partidaria, institucional, social o gremial, debemos asumir la responsabilidad de la construcción de un Frente Popular Anti oligárquico como condición indispensable, no solo para defender las conquistas obtenidas (Sea por el gobierno que fuera), sino para exigir la plena vigencia de todos los Derechos Populares que alguna vez estuvieron estatuidos en la Constitución de 1949. A este proceso se lo supera desde su propia génesis y no derrotándolo o dejando que se lo derrote, porque eso sería volver a la maratón de presidentes en una semana, a los cortes de luz en Chapadmallal y a Duhalde, en el mejor de los casos; y quien pretende eso no puede decir que busca el bienestar de nuestro pueblo.
Hagámonos cargo de no haber sabido construir en todos estos años de Democracia una alianza capaz de ser alternativa de poder para el pueblo argentino. Que no otra era nuestra responsabilidad militante, después de la derrota del 76.
¿Será que analizamos la realidad de acuerdo a las necesidades de nuestro espacio (Nos vendemos el diario de Yrigoyen a nosotros mismos)?
¿Será que caracterizamos de distintos modos la etapa o la coyuntura?
¿Será, acaso, que el error está en el tipo de organizaciones que armamos?
¿Será, quizás, que nuestra desviación ideológica sigue siendo el “Elitismo Mesiánico” de creernos que si no somos hegemónicos dentro de nuestro campo, no hay Liberación Nacional posible?
¿O será, digo…, tal vez…, quizás…, en una de esas… que el Movimiento y el Frente de Liberación son solo slogans publicitarios de nuestras organizaciones?
En síntesis, se trata de resolver todos los interrogantes que nos plantea la coyuntura, pero estos solo los podremos resolver si tenemos fresca la historia contemporánea y sabemos discernir en cuales han sido los errores recurrentes que nos llevaron a tantas frustraciones.
La organización del Movimiento y el Frente no son un capricho ideológico, es la necesidad real y concreta de coordinar todas las luchas sociales para la toma del poder. Es un espacio político que existe y no se ocupa. Es el espacio de las luchas que tienen intereses comunes.
No existe una sola organización, gremio, institución o partido que pueda ser representativo de todos los intereses populares y nacionales a la vez, por lo que se impone hacer converger nuestras políticas, propendiendo a la unidad, verificable en los hechos, del espacio popular. Obligarse a acordar y respetar los acuerdos para actuar en forma conjunta contra el enemigo común, aceptando que las hegemonías se construirán en el desarrollo de lucha y en función de la representatividad de las propuestas y no por el peso de las organizaciones.
Finalmente, la intencionalidad del presente, no puede tomarse como un documento acabado: son reflexiones que pretenden aportar al necesario debate político acerca de la construcción del poder popular, pero desde la perspectiva de que esa construcción no es el problema que atañe resolver a las organizaciones populares, sino que estas son el problema mismo.
Un abrazo peronista

20/06/09

lunes, 27 de julio de 2009

Debate post electoral: Julio Godio

Después del 28 de junio: el largo camino hacia 2011
Nueva versión desarrollada

Julio Godio
14/7/09


Sumario
1. Breve análisis del resultado electoral
2. El ciclo kirchnerista: una cadena de sucesivos logros hasta la “crisis del campo”
3. De la crisis del campo al escenario parlamentarista
4. Defender el modelo y reformular la relación entre los poderes
5. Una posible agenda del gobierno de CFK para 2009-2011



1. Breve análisis del resultado electoral

El 28 de junio de este año se celebraron elecciones legislativas anticipadas para elegir a 127 diputados nacionales y 24 senadores en todo el país. Las últimas elecciones legislativas se realizaron junto a las presidenciales en octubre de 2007, y en ellas el kirchnerismo se impuso con el 43 % de los sufragios, sumando 7.060.918 votos. El Frente Para la Victoria (FPV) ganó en 2007 en 15 distritos electorales, otros 2 fueron para sus aliados (radicalismo K), 2 para el ARI, 2 para el PJ “disidente” y 1 para la UCR “histórica”. El FPV y sus aliados sumaron entonces 20 bancas, con 160 diputados (sobrando 31 para ser mayoría).

Las nuevas elecciones del 28 de junio eran elecciones legislativas. Dos modelos competían. Pero no era un “plebiscito”. Se renovaban en esta ocasión —2009— 127 diputados sobre un total de 257 miembros de la Cámara de Diputados. El kirchnerismo ponía 60 bancas en disputa, 26 el Acuerdo Cívico, 9 los aliados K, 8 Unión-PRO, 11 el PJ “disidente” y 13 otros partidos provinciales. En Senadores (cuyo quórum es de 37 representantes, sobre un total de 72) se renovaban 24 bancas, 12 por parte del FPV-PJ, 7 el Acuerdo Cívico, 2 el PJ “disidente” y 3 otros partidos.

Los distritos electorales claves eran las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Mendoza y la Capital Federal. El kirchnerismo apostaba a ganar en el estratégico y popular segundo cordón industrial, en la provincia de Buenos Aires. Pero se planteaba la duda de que si, el kirchnerismo, distanciado de las capas medias urbanas y rurales, solo contaría con el apoyo decidido de la clase obrera y de sectores reducidos de la clase media “ productivista” asociada con el modelo oficial. En este último caso una derrota del oficialismo no era descartable.

En el resto de los distritos clave, la situación era compleja para el oficialismo, dado que: a) en Córdoba la lista propia se ubicaba por debajo de la del PJ “disidente” (liderada por el gobernador Schiaretti) y detrás de la oposición representada por la Alianza Frente Cívico y Social y la UCR; b) en Santa Fe la lista kirchnerista ocupaba el tercer lugar, por debajo de las listas del PJ “disidente” y del gobernante Partido Socialista; c) en la Capital Federal, el kirchnerismo (Encuentro Popular para la Victoria) se ubicaba en cuarto lugar, frente al PRO, el Acuerdo Cívico y Social y el emergente Proyecto Sur; d) en Mendoza la lista del Frente Cívico Federal amenaza con derrotar al PJ oficialista; y e) en Entre Ríos avanzaba el opositor Acuerdo Cívico y Social. Como contrapeso, el kirchnerismo aspiraba a vencer en la mayoría de las provincias más chicas.

Estas elecciones se desarrollaban en un contexto de desgaste para el kirchnerismo. Este desgaste tenía su base principal en la derrota sufrida por el gobierno durante la larga “crisis del campo” en 2008, y su enfrentamiento con los poderosos medios de comunicación. El kirchnerismo confiaba —como hemos dicho— en que lograría un triunfo electoral contundente en la provincia de Buenos Aires, triunfo eventualmente “garantizado” como hemos dicho, por el voto masivo del segundo cordón del conurbano bonaerense, donde se concentra el electorado del peronismo histórico, representando a la mayoría de la población pobre.

Pero había opiniones que auguraban malos resultados para el kirchnerismo y en particular para el propio Néstor Kichner. Como había escrito Joaquín Morales Solá, rondaba la idea de que Kirchner “se condenó a sí mismo” a la derrota el día en que le declaró una guerra perpetua a los ruralistas. Tampoco imaginó o no quiso imaginar que se sentenció a sí mismo al descalabro personal el día en que decidió competir como candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires”.

El resultado general de las elecciones ha constituido una dura derrota para Kirchner y las fuerzas políticas kirchneristas. En efecto, el 70% de los votos efectivos han sido para los bloques opositores. El kirchnerismo pierde aproximadamente dos millones de votos, en relación a lo logrado en 2007.

Resultados Generales
Elecciones de legisladores nacionales ( cifras al 29-6 )

Sectores políticos votos %
Acuerdo Cívico y Social 5.451.743 30,9
Kirchnerismo 5.424.849 30,7
PRO + PJ “disidente” 3.312.032 18,7
PJ no kirchnerista incondicional 1.452.765 8,2
Centroizquierda 283.040 1,6
Izquierda 810.603 4,2

El resultado de las elecciones – que seguramente sufrirá alteraciones no sustantivas en el escrutiño definitivo- evidencia que el kirchnerismo ha retrocedido en las cámaras de Diputados y Senadores. Ahora necesitará encontrar nuevos aliados y forjar nuevas alianzas para poder formar mayorías en ambas cámaras. En la Cámara de Diputados desde noviembre próximo contará con sólo 103 bancas propias + 12 de aliados; la oposición reúne 142 bancas. Es claro, sin embargo, que no será sencillo que se forme una mayoría estable antikirchnerista. En Senadores, el FPV y sus aliados suman 41 bancas (con un quórum de 37), pero los opositores de la UCR, el PJ disidente y demás fuerzas llegan a 29 escaños. Es decir que kirchnerismo deberá esforzarse para lograr formar mayorías desde noviembre de 2009, cuando asuman los nuevos legisladores.

Las derrotas más duras sufridas por el kirchnerismo fueron:

a) en la provincia de Buenos Aires, el PRO + el PJ disidente (Unión-PRO), con Francisco de Narváez, obtuvo el 34,5% de los votos, frente al 32,1% alcanzado por el propio Néstor Kirchner;
b) en Capital Federal la lista del PRO, encabezada por Gabriela Michetti, perdió votos pero ganó con el 31% de los sufragios, el Acuerdo Cívico y Social alcanzo el 19 %, el Encuentro Popular para la Victoria ( kirchnerista) sólo llegó al 11.6%; y el vencedor, por “izquierda”, fue la lista Proyecto Sur de Pino Solanas (24.2%)
c) en Santa Fe la Alianza Santa Fe (PJ disidente) ganó con el 41%, venciendo solo por un punto a la Alianza Cívica y Social (Socialismo, UCR y ARI);
d) en Córdoba triunfó la Alianza Frente Cívico, con el 30,6%, la UCR opositora (26,6%) y sale tercero el PJ oficial, también antikirchnerista;
e) en Entre Ríos triunfó el Acuerdo Cívico (antikirchnerista), con el 69% de los votos;
f) en Corrientes ganó el Frente de Todos (vinculado al cobismo) sobre Encuentro por Corrientes ( liderado por la UCR);
g) en Mendoza ganó el “cobismo” (Frente Cívico UCR – ONFE) con el 50% de los votos;
h) en la simbólica provincia de Santa Cruz triunfó el Frente Cambiemos para Crecer( UCR y aliados), con el 42,4% de los votos.

Estos resultados negativos opacan al dinámico ciclo político electoral kirchnerista 2003-2007. El 70% del electorado ha votado por listas opuestas al gobierno nacional. Pero las líneas de fuerza nacionalista-neodesarrollista subsisten, dada su fuerza histórica. No será fácil para la derecha conservadora intentar hacer retrotraer al país al neoliberalismo” pragmático”. Sin embargo los liderazgos de Néstor y Cristina Kirchner están cuestionados, ante todo el ex-presidente. En el caso de Kirchner se registra que sufrió por el corte de boletas, al contabilizarse mas votos por las listas peronistas kirchneristas distritales del segundo cordón en la Provincia de Buenos Aires, que por la candidatura a diputado nacional del ex-Presidente. Muchos intendentes, que encabezaron a regañadientes las inútiles y costosas políticamente candidaturas testimoniales, decidieron que era mas seguro “cuidar su propia quinta”.


2. El ciclo kirchnerista: una cadena de sucesivos éxitos hasta la “crisis del campo”

En 2003, concretando la difícil transición iniciada a partir de la crisis global de diciembre de 2001, la sociedad argentina estaba buscando en forma mayoritaria que se instalase en el país un gobierno con capacidades para salir del Consenso de Washington e iniciar un camino de desarrollo económico y social, basado en la producción y en el trabajo. La sociedad estaba disponible para acompañar políticamente a un gobierno que permitiera a la Argentina salir de la etapa neoliberal vivida durante los gobiernos de Carlos Menem y la Alianza. Ese anhelo de la sociedad argentina comenzó a concretarse durante el gobierno de base peronista presidido por Néstor Kirchner. Se inició un proceso que podríamos llamar metafóricamente como “revolución desde arriba”. Es decir, un núcleo político sin ataduras con el pasado neoliberal llega al poder y comienza a aplicar medidas para fortalecer la democracia, ahora sustentada en un proceso de reindustrialización y recolocación del rol central del Estado.

Kirchner llegó al poder en un contexto de crisis desde 2001 del sistema de partidos políticos. El Gobierno kirchnerista tuvo que recurrir entonces una estrategia decisionista. La sociedad mayoritariamente apoyó este estilo de gobierno. Lo central era poner en marcha la economía. El gobierno puso todos sus esfuerzos en resolver los cuellos de botella que impedían el desarrollo sustentable. Entre ellos, se destacaban algunos aspectos centrales: renegociar la deuda; recuperar los niveles de empleo; poner en marcha el aparato industrial existente y mejorar su eficacia. En 2004, el sistema de negociaciones colectivas, que había sido suspendido en la Argentina desde la época militar, comenzó a funcionar nuevamente: el desempleo descendió y la capacidad adquisitiva de la sociedad mejoró de manera significativa. Los aumentos a los jubilados y pensionados permitieron al segmento de la población pasiva sumarse también a la expansión del consumo.

El gobierno de Kirchner preservó la democracia política y logró asentarse en sucesivos triunfos electorales en 2003, 2005 y 2007. En este último año, Cristina Fernández de Kirchner fue electa para el período presidencial 2007-2011. Durante estos años, también hubo cambios significativos en el Poder Judicial y a través de reformas en las Fuerzas Armadas. La Argentina logró reinstalarse en el sistema internacional, en particular a partir de la inserción en el Mercosur y su alianza estratégica con Brasil. Se podría decir que en 2007 se habían asentado las premisas para fundar una economía de mercado industrializada. Pero la nueva etapa que se inició en 2008 requería ahora fortalecer los procesos tendientes a asegurar la gobernabilidad de los mercados. Esta estrategia fue planteada claramente por Cristina Kirchner, cuando anunció un proceso de negociaciones tripartitas sectoriales que debían jugar el papel central en una economía de mercado integrada y regulada por vía estatal. El decisionismo podía ahora ser interpretado por parta de la sociedad como simple prepotencia.

Lamentablemente, a principios de 2008- como analizaremos mas adelante- se generó un conflicto no bien resuelto con las entidades rurales. Esta confusión fue utilizada por fuerzas de la oposición, de derecha (“gorilismo conservador”) y del centro liberal social, que apuntalados por los medios de comunicación y los grandes grupos económicos se habían planteado unirse para impedir la consolidación del kirchnerismo.

El Gobierno se propuso recuperar la iniciativa política por medio de la profundización del modelo nacionalista-industrialista. Éstas medidas fueron centrales: la estatización del régimen de jubilaciones y pensiones, eliminando el negocio financiero de las AFJPs, y también la reestatización de la empresa Aerolíneas Argentinas. Continuando con la vigencia de negociaciones colectivas, el Gobierno comenzó a tomar medidas para apoyar a empresas en crisis. Pero este nuevo programa aumentó aún más la reacción del heterogéneo grupo opositor para plantearse directamente desplazar del poder al kirchnerismo. Desatada la crisis financiera internacional, el Gobierno decidió adelantar las elecciones.

Estas elecciones legislativas deberían dar lugar a una recomposición del sistema político partidario y del Congreso nacional. Lograr que la democracia y la capacidad del gobierno se fortalecieran eran imperativos para impedir que se creasen condiciones para abortar lo que se percibía como una aventura peligrosa de restauración conservadora neoliberal conservadora. La dividida oposición al kirchnerismo podría intentar encarnar, aunque sin solidez y con evidente oportunismo, la opción parlamentaria, dado que según ella desde la crisis del campo se habría producido un desplazamiento del poder del centro de decisiones vigente desde 2003 (Poder Ejecutivo) hacia el Poder Legislativo. Desde 2008, la oposición cree que se han creado las condiciones para una inédita situación política de “dualidad de poder” (Poder Legislativo vs. Poder Ejecutivo).

Resumiendo. El actual sistema presidencialista decisionista fue exitoso durante cinco años, pero presentaba ahora (2008) fisuras. El kirchnerismo había generado —como hemos comentado— entre 2003 y 2007 una “revolución desde arriba” (en el sentido gramsciano). El presidencialismo sin limitaciones le permitió concretar acciones políticas renovadoras de tipo nacionalista-neodesarrollistas sin afectar a la democracia política. Estas acciones fueron impulsadas desde las alturas por el presidente Kirchner y un pequeño entorno de dirigentes, entre ellos, Cristina Fernández de Kirchner. Se concretaron sin complejas mediaciones institucionales porque la mayoría de la sociedad esperaba esas medidas, basadas en recolocar en el centro de la vida nacional a la producción y al trabajo. La herramienta política principal para legitimar al PE fue el sistema político electoral (elecciones de 2003, 2005 y 2007).

La mayoría de la sociedad (un 60%) avaló con entusiasmo en 2003 las decisiones keynesianas del Presidente Néstor Kirchner. La opinión pública estuvo disponible para acompañar a un grupo de políticos jóvenes audaces, herederos reformados de los años ’70. Se pasó de las políticas neoliberales más crudas y violentas a las políticas nacionalistas neodesarrollistas. El Consenso de Washington dejó de regir los destinos de la nación argentina.

No repetiremos en detalle en este ensayo las políticas que hicieron posible esa transición que Kirchner sintetizó con la fórmula “salir del infierno y entrar al purgatorio”. Lo cierto es que, restableciendo el papel rector del Estado, se comenzó a construir una verdadera “economía de mercado integrada”. Durante cuatro años, favorecida por la coyuntura económica, Argentina creció al 8-9% anual, descendió fuertemente el desempleo y se puso en movimiento en 2004 el sistema de negociaciones colectivas. La calidad de vida mejoró sustancialmente para la mayoría de los argentinos.

El kirchnerismo, convencido de que no sería fácil reformar al Partido Justicialista (PJ), optó por elegir para consolidar su poder un escenario más sencillo pero efectivo: el régimen político electoral. En las elecciones de 2003, 2005 y 2007, el éxito de esta táctica —reforzada por los recursos presupuestarios del poder central— fue incuestionable. El kirchnerismo nacía dentro de un proceso arrollador de triunfos electorales. Como era previsible, el éxito fortaleció la tendencia de concentrar aún más el poder en el PE, y de colocar los temas partidarios como “secundarios”. Las organizaciones partidarias —incluido el propio PJ— fueron consideradas así estructuras “secundarias”, retomando ideas que fueron emblemáticas para el fallido Frepaso en los años ’90.

El hecho de que la oposición política siguiese fragmentada —precio que pagaban su ala de centro liberal social por sus responsabilidades en el fracaso de la Alianza (que dirigieron radicales, frepasistas puros, socialistas, etc., con el triste final en diciembre de 2001), y que pagaba también el peronismo tradicional (ahora “disidente”), por el debilitamiento por defección del duhaldismo desde el 2002— contribuía objetivamente a viabilizar la excesiva tendencia al centralismo vertical y el triunfalismo que definía al nuevo decisionismo kirchnerista y al núcleo pequeño de dirigentes/as que ejecutaban esas políticas.

Hasta 2007, todo fue viento en popa para el kirchnerismo. Pero en los núcleos políticos de la derecha liberal se establecía la idea de que era necesario destruir al kirchnerismo (antes de 2011). Esa heterogénea derecha entendió que a través del kirchnerismo se estaba refundando sobre bases populares y obreras al propio peronismo. También preocupaba a la derecha que se estaba construyendo una nueva cultura política pluralista (la Concertación Plural como expresión de la transversalidad) asociada con el peronismo kirchnerismo. La preocupación por el éxito del kirchnerismo, como hemos dicho, se extendió también a sectores conservadores del propio peronismo.

Así las cosas, éxitos kirchneristas pero también conspiraciones antikirchneristas coexistían en 2007. Los resultados de las elecciones presidenciales de octubre de ese año, que dan inicio a un nuevo período de gobierno kirchnerista liderado por Cristina Fernández de Kirchner (CFK), decidieron a la derecha conservadora a lanzarse para provocar un proceso “destituyente”. Esta derecha contaba con el apoyo de los grandes medios de comunicación. Especulaba, con lucidez, que el decisionismo kirchnerista se estaba agotando. Segmentos importantes del electorado criticaban abiertamente a Néstor y Cristina por “prepotencia”. Había comenzado la gran “batalla final” de la heterogénea oposición al kirchnerismo.


3. De la crisis del campo al escenario “parlamentarista”

Inmediatamente después del triunfo electoral de CFK en 2007, los medios de comunicación dieron inicio a la campaña para desarticular al kirchnerismo. Primero será el diario La Nación, y algunos canales de televisión importantes. Luego se agregará el Grupo Clarín. Comenzó así la “Gran Batalla Ideológica” contra el kirchnerismo.

El kirchnerismo había logrado compensar su debilidad político-partidaria con la formación de alianzas sociales. Entre ellas se destacaban el largo acuerdo entre el gobierno y la CGT y el apoyo de los empresarios industriales que dirigían a la UIA. La mayoría de los movimientos territoriales apoyaba al kirchnerismo. El espectro de un nuevo partido peronista, apoyado en los sindicatos, volvía a inquietar a la derecha. El kirchnerismo, aún con las falencias político-partidarias comentadas, había logrado agrupar a miles de dirigentes peronistas más o menos autorreformados localizados como funcionarios en los poderes del Estado y en las provincias, en primer lugar en la provincia de Buenos Aires. La derecha fue clara: si dejan que este proceso cristalice, tendremos un nuevo peronismo y Kirchner será el “Perón de hoy”.Como hemos dicho también los partidos del centro-liberal social se suman al esfuerzo antikirchnerista de la derecha. En el fragor del combate se corría el riesgo que podía ser fatal, de confundir por simplificación al gorilismo conservador represor, con el del insustantivo liberalismo político propio de las clases medias.

La derecha conservadora, que conoce muy bien a la Argentina moderna, sencillamente porque fue su fundadora, comenzó a buscar donde apoyarse para iniciar la gran batalla contra el kirchnerismo. La base elegida fue lo que se denomina genéricamente “el campo”. Las fuerzas conservadoras, que ahora que sumarían líderes peronistas refractarios al kirchnerismo, se sentían fuertes y potencialmente capaces de aliar, bajo la hegemonía conservadora, a fuerzas del centro liberal, como la Coalición Cívica, la UCR y el socialismo clásico. Estas fuerzas de centro liberal canalizaban el descontento existente en las clases medias tradicionales por el excesivo y prolongado decisionismo oficial que como hemos dicho era percibido por sectores populares como “prepotencia” y “soberbia”.

El kirchnerismo —fenómeno político urbano— no conocía bien al llamado “campo”. La opción de dar la batalla desde el campo fue una inteligente decisión de la derecha conservadora. En efecto, desde hace veinte años había comenzado una revolución productiva en el campo. Esta podría ser resumida en pocas palabras de este modo: en un contexto mundial de aumento de la demanda de alimentos y de sus precios, la Argentina “histórica”, es decir, el país rural, había reaccionado en dos direcciones: por un lado, concentrando la producción (pooles financieros de siembra, con eje en la soja) a través de un gigantesco proceso de transformación de pequeños y medianos productores en arrendatarios, aumentando con ello la productividad y la rentabilidad (como ocurrió en Inglaterra en el siglo XVIII, aumentando los arrendamientos, represión a la vagancia, etc.; y ahora en 2008-09 en China, con la autorización a los campesinos a vender las tierras nacionalizadas); por otro lado, avanzando rápidamente en la revolución tecnológica aplicada a procesos de producción, que incluían el componente industrial específico (fábricas de tractores y cosechadoras, gestión de la producción a través de redes de Internet, etc.).

Este proceso revolucionario en el campo tenía jefes y subordinados directos. Los jefes eran las empresas multinacionales (Cargill, Dreyfus, Monsanto, etc.) y grupos locales emergentes (Grobocopatel y otros), a los que se sumaban los grandes terratenientes, agrupados principalmente en la Sociedad Rural. Los subordinados eran la gran masa de pequeños y medianos productores, miembros o aliados de la Federación Agraria Argentina (FAA), muchos ahora arrendatarios y sectores de las clases medias de las ciudades del interior. Los “subordinados” aceptaron los cambios, pensando que les iría bien como arrendatarios en tanto les fuese bien a los “jefes”, lo que explica en gran medida que el bloque sociopolítico agrario cuente con la participación de la FAA.

Estaba claro que frente a un proceso de transformaciones como el que vivía el campo, sólo se podría lograr que una parte de la alta rentabilidad fuese apropiada por el Estado para fortalecer al modelo nacionalista-industrialista, si se lograba agrupar a los productores medianos y pequeños, y aislar y obligar a negociar a los “jefes”. No se podía volver al IAPI. Pero sí se podía abrir negociaciones para crear una empresa pública destinada a comercializar los cereales (como existe en Canadá o Australia), en la que el Estado, empresas multinacionales y productores acuerdan precios diferenciales y volúmenes de producción y pagan impuestos. Este camino implicaba incorporar al debate a las organizaciones rurales. Se descontaba la resistencia de los terratenientes.

Pero en vez de transitar ese camino “canadiense”, que sin duda era complicado, se eligió el más fácil: imponer retenciones, recurso extraordinario legítimo pero políticamente equivocado. La respuesta del “campo” fue unirse para resistir. Los partidos de oposición se fueron también al campo, donde encontraron aliados. Muchos aliados eran dirigentes rurales, que ahora asumían roles políticos, sencillamente porque en la “batalla del campo” se decidía si se frenaba o no al kirchnerismo. La ciudad, categoría que nos engloba especialmente (aunque no sólo) a los que apoyamos al kirchnerismo, súbitamente se vio envuelta en el conflicto, sin saber de qué se trataba. Es una ancestral dificultad del peronismo y de la izquierda —comprensible quizás porque fueron productos de la industrialización sustitutiva y de los conflictos laborales emergentes— no comprender al campo. La cuestión del campo no se puede resolver recurriendo al fácil expediente de acusar de todos los males de este país a la Generación de 1880. Se resuelve en 2009 dando dirección político-industrialista a las transformaciones que se han producido en y desde el campo. El ciclo ganadero había finalizado hace muchos años. Se requería una propuesta de crear una empresa pública de comercialización de cereales, que debía formar parte de un debate más amplio sobre por qué era necesario subordinar la planificación clásica, al gran objetivo de lograr “organizar los mercados”. En síntesis, se necesitaba organizar los mercados de cereales, carnes, etc.

La resistencia de las entidades rurales incluía su participación directa en la política. De allí que ya en 2008 decidan incorporarse a listas opositores en las elecciones legislativas de 2009. En estas elecciones los “agraristas” lograrán incorporar en diferentes listas opositoras y por distintas provincias, a unos diez diputados nacionales que aspiran a formar un “bloque agrario”.

En verdad, el nuevo gobierno de CFK no había elaborado en profundidad lo que se quería decir con la consigna de “profundizar el cambio”. Pero Cristina atisbó, con razón, que en la nueva etapa se debería implementar una nueva estrategia que denominó “pactos productivos sectoriales”. En efecto, la tarea ahora era gobernar los mercados, y no pretender controlarlos desde afuera, como sí había ocurrido en algunos casos (correctamente) entre 2003 y 2007. Gobernar los mercados incluía redireccionar los cambios producidos en la agricultura y la ganadería.

La derecha opositora y sus aliados comprendieron rápidamente que la tarea política principal, ante un gobierno por primera vez desconcertado, era establecer una especie argentina de dualidad de poderes entre el Poder Ejecutivo (PE) y el Poder Legislativo (PL). Así, el Congreso Nacional se convirtió en la caja de resonancia de la diversidad de intereses que el propio kirchnerismo había creado por sus exitosas políticas económicas, sociales y laborales. Pero paradójicamente, ahora, en 2008, bajo la presión de la heterogénea y laxa oposición política.

El kirchnerismo logró recuperar temporalmente la iniciativa política, profundizando el modelo. Esto ocurrió en 2008, con la estatización plena del régimen de jubilaciones y pensiones, la estatización de Aerolíneas Argentinas y el programa de apoyo financiero a las PyMES. La reforma estrella fue la estatización de los fondos de jubilación y pensiones. Las AFJP eran puro negocio financiero rentístico de los bancos privados; una estafa en gran escala. Pero la iniciativa política general no sería fácil de recuperar, pese a que el gobierno había continuado piloteando bien el desempeño de la economía, ahora amenazada pero no colapsada por la gran crisis financiera y económica mundial.

Desde la “crisis del campo” el gobierno perdió la iniciativa política que había logrado sostener desde 2009. Nunca más podría recuperarse de la derrota sufrida. Luego de la anulación de la Resolución 125, la oposición política logró establecer que el poder del Congreso es “equivalente” al Poder Ejecutivo: el parlamentarismo se ha vuelto un tema central en la política argentina, como herramienta de la oposición, para crear una situación política caracterizada por la “dualidad de poderes”.


4. Defender el modelo y reformular la relación entre los poderes

Hemos comentado a principios de este artículo el resultado de las elecciones legislativas nacionales del 28 de junio. Se ha producido un fuerte retroceso del kirchnerismo y la emergencia de dos nuevas coaliciones opositoras, una de centro-derecha (Unión-PRO) y otra de centro-liberal (Coalición Cívica y Social). Las coaliciones de oposición son todavía políticamente inestables, pero representan a grandes rasgos dos líneas político-culturales constantes en la historia política argentina, a saber: el liberalismo conservador (que ahora incorpora a sectores del peronismo, también conservador) y el liberalismo de centro social, que agrupa al llamado “pan radicalismo” y al socialismo. Estas dos líneas de fuerza político-culturales compiten con el peronismo-kirchnerismo. El mapa del país se va configurando alrededor de tres polos: el FPV-PJ (centroizquierda), la Unión-PRO (centro derecha) y el Acuerdo Social – Coalición Cívica (centroliberal social).

Las líneas opositoras se plantearán (dado que ambas suman aritmeticamente más del 50% del electorado) que son la “mayoría republicana”, frente a una primera minoría peronista-kirchnerista fuerte pero, como hemos dicho, reducida. Para la oposición, la tarea central sigue siendo consolidarse en el Congreso Nacional, y desde allí obligar al gobierno a negociar para redefinir la política económica, reduciendo el rol intervencionista del Estado y aumentando el peso político de la economía de libre mercado. Esto implicaría, entre otros hechos, reducir el rol de la CGT, base de sustentación del kirchnerismo.

Desde el tumultuoso debate de la Resolución 125, que terminó resolviendo el Congreso Nacional, lo cierto es que la lógica histórica en los últimos años ha colocado en el centro de la política la cuestión de cómo se replantea, en un país cada vez más pluralista políticamente, la relación republicana entre los tres poderes, en particular entre el PE y el PL. Tal como está planteada la cuestión en función de la relación de fuerzas entre las tres coaliciones principales, se pueden imaginar tres escenarios político-institucionales.

Un escenario que sería catastrófico: implica que el gobierno, si pierde la capacidad de formar mayorías en el Congreso Nacional, se vea empujado a recurrir a la política defensiva de gobernar con decretos de necesidad y urgencia. Esta es una alternativa catastrófica, porque ahondaría la dualidad de poderes. A corto plazo, esta situación podría desembocar en situaciones de violencia y eventualmente provocar la caída del gobierno de CFK. Esta es una alternativa política inaceptable por sus eventuales consecuencias para la joven democracia política argentina.

Otro escenario, que es el mas probable, consiste en que el gobierno aprovecha sus capacidades para mejorar el estilo de gobernar, buscando consensos pero sin perder poder e iniciativa. La nueva estrategia ya comienza tomar forma con la convocatoria de CFK del 10 de julio del corriente año al Dialogo Social y Político conducido ahora por el Ministro del Interior Randazzo para discutir y acordar con las principales bloque opositores sociales y políticos. Se trata de iniciar un Diálogo para acordar sobre una agenda de temas económicos y políticos para su tratamiento parlamentario ( o acordando medidas a adoptar por decretos).Participarian no solo actores políticos sin también sociales y económicos.

El Dialogo Social y Político entre gobierno y oposiciones debería permitir elaborar una agenda de consultas periódicas y permanentes presididas por el Jefe de Gabinete de Ministros ( como establece la Constitución Nacional). Se mantendría el presidencialismo, pero atenuado (como fue el espíritu y la letra de la reforma constitucional de 1994).Se potencia el componente “parlamentarista” (como ocurrió ya en 2002-03). Podría incluir en el gobierno a alguna nueva fuerza política emergente. También se podría ampliar la composición política del gobierno, incorporando a personalidades importantes del mundo empresario y político afines a la política económica industrialista y distribucionista. Se intentaría reconstituir una Liga de Gobernadores, pero solo si estos están dispuestos a sustentar este camino. Se potenciaría el papel convocante y aperturista de los bloques kirchneristas en ambas cámaras.

En este escenario que es el mas probable, el gobierno nacional seguiría careciendo de una fuerza sociopolítica de apoyo cohesionada ( dada la imposibilidad el kirchnerismo de reorganizar al P.J.).Tampoco emergería otra organización política que sustituya al P.J. Pero el gabinete nacional tendría capacidades para canalizar las demandas sectoriales ( en prioritariamente ahora las provenientes del “ campo”) y las demandas de un campo político opositor dividido. Pasaría ser central definir quien es el enemigo principal. Todo indica que ese enemigo principal en el plano político es Union-PRO si se mantiene unida, mientras que la Alianza Cívico Social cobija fuerzas heterogéneas, siendo central ubicar a “ carrioismo” como fuerza a golpear, al tiempo que se debería intentar establecer acuerdos puntuales con el “ cobismo y la UCR “mas alfonsinista”.

Otro escenario no descartable es el rupturista. Consistiría en que el gobierno, acosado por una oposición unida y golpista, decide “ patear el tablero” y se coloca a la cabeza de una transformación profunda del régimen republicano, al estilo de vigente en Francia, llamando a una Asamblea Constituyente, que establecería un sistema que compatibiliza constitucionalmente el presidencialismo con parlamentarismo. El gobierno, incapaz de garantizar la gobernabilidad y la unidad del Estado Nación, por la persistencia y agravamiento de la crisis política, decide “blanquear el conflicto institucional”. Es evidente que esta última alternativa es extrema: significa dar formalmente por terminado al bipartidismo político establecido en 1983, y sustituirlo otro sistema de relaciones políticas que permita formar mayorías parlamentarias y gobiernos que garanticen la estabilidad democrática. Es posible que la derecha conservadora se sienta muy amenazada por una eventual iniciativa “parlamentarista”, dado que su posición real frente al tema del parlamentarismo es fuertemente demagógica. La derecha conservadora mas que “ presidencialista” o parlamentarista” es ante todo “ autoritaria” y por lo tanto siempre estará tentada de reflotar al partido militar para alcanzar/conservar el poder.

Es cierto que esta última reforma político-institucional implicaría profundos cambios en la cultura política y el funcionamiento de los poderes de la República y su carácter federal. Se dice que la cultura indisciplinada del pueblo argentino y las prácticas políticas personalistas, hacen inviable esta opción parlamentaria. Sin embargo, estas objeciones serían infundadas, en la medida que el nuevo régimen surja, en medio de una fuerte competencia, junto con un compromiso de gobernabilidad democrática entre oficialismo y oposición (como en Italia, España, etc., para dar algunos ejemplos europeos).

La crisis político-institucional que podría seguir a las recientes elecciones legislativas podría hacerse más compleja si la crisis financiero-económica mundial persiste y termina por afectar las bases del modelo económico kirchnerista. También es preocupante lo que hoy aparece como línea dominante en la llamada con ligereza oposición: continuar acosando al gobierno de CFK hasta provocar su caída y su reemplazo por un eventual gobierno de transición, que sería endeble y sometido al hostigamiento por diversos tipos de movilizaciones de resistencia popular motorizadas desde los movimientos sociales, sindicatos, etc..

Como ya se observo durante la crisis global de 2001,la sociedad argentina, mayoritariamente, no aceptará que se pretenda imponer un modelo económico social que suponga la coexistencia de “dos países”,uno dinámico pero excluyente ubicado en la medialuna agrícola industrializada ( pampa húmeda hasta Mendoza) y otro instalado territorialmente en el tejido sociopolítico que apenas permite la sobrevivencia en el Gran Buenos Aires, que cada día más se acerca a ser la “ Calcuta argentina”.En este esquema el Norte Argentino- salvo el área minera- termina siendo marginal. La Patagonia sobrevive como generadora de energía.

La posibilidad de un caos político que se produciría con el retiro adelantado del poder por parte del kirchnerismo (que podría derivar en el mediano plazo en sublevaciones populares, intifadas criollas, etc.), es una realidad no descartable. Es el peligro latente de la libanización del país (ya insinuado en los ’80 por el entonces presidente Raúl Alfonsín).

Si los resultados de las elecciones del 28 de junio último dan lugar a mayores confrontaciones entre gobierno y oposición, no puede descartarse la irrupción de movimientos políticos y sociales kirchneristas radicalizados, junto con la decisión del aparato político de conservar por la fuerza sus posiciones en el Estado. De allí a la guerra civil, habría un solo paso. En un país dividido y fragmentado, faltaría que se dividan las FF.AA. El momento político argentino es preocupante. Los argentinos estamos jugando con fuego.


5. Una posible agenda del gobierno de CFK para 2009-2011

El gobierno de CFK ha sido duramente castigado en las urnas. Pero la línea de fuerza nacionalista-desarrollista instalada desde 2003 está intacta, y es de larga duración. La defensa del modelo actual es fundamental. Pero el estilo de gobernar “desde arriba” ya no es funcional. La propia figura del ex-presidente Kirchner ha sido duramente cuestionada por la sociedad.

El peronismo-kirchnerismo carece de una organización política de masas. Este es su déficit principal. De no crearse, gobierno carecerá de una fuerza política propia y homogénea. Necesitará siempre apoyarse en el peronismo y en los sindicatos.

Está claro que los años 2009-2011 serán tumultuosos y desordenados. Para gobernar se requiere contar con una agenda especial, que resuelva los cuellos de botella del modelo económico-social. Para poder formar mayorías se requiere de una agenda actualizada que favorezca acuerdos y consensos dentro de los parámetros del actual modelo. Esta agenda podría incluir- planteada esquematicamente , a cuatro grandes áreas, a saber:

1. Economía
a) Mantener el tipo de cambio
b) Crear un ente público (no estatal) de comercialización de cereales (como el existente en Canadá)
c) Llegar en 2011 al 25% del PBI en la tasa de inversión.
d) Establecer la formación de fondos públicos y privados para fortalecer a la pequeña y mediana empresa y las cadenas de valor.

2. Política Sociolaboral
a) Crear un Consejo Económico y Social (CES)
b) Garantizar la movilidad jubilatoria
c) Ingreso familiar universal por sectores socioeconómicos.
d) Profundizar los contenidos de la negociación colectiva.

3. Político-institucional
a) Consultas periódicas a los partidos políticos sobre la agenda parlamentaria. Pacto de gobernabilidad explícito.
b) Comisión de expertos de la Universidad Nacional de Buenos Aires para restablecer en tres meses el funcionamiento del INDEC.
c) Ley de Radiodifusión
d) Reglamentar la coparticipación federal establecida en la Constitución Nacional.
e) Personería gremial a la CTA con reforma de sus estatutos
f) Resolución rápida de los juicios a ex-militares e inicio de una campaña pública para acercar las FAA con la sociedad.

4.. Política exterior
a) Reformar el grupo de los 20 en alianza con el BRIC
b) Crear un fondo mundial de empleo
c) Incorporar a la OIT al grupo de los 20 y al sistema de Naciones Unidas


Esta agenda es tentativa y ambiciosa, pero es ineludible para dotar de sustentabilidad socioeconómica e institucional a la democracia. Es una agenda para mejorar la calidad de la democracia representativa y la relación de ésta con los contrapoderes que han surgido y se han consolidado desde la sociedad civil desde 2001 en adelante. El momento es de inflexión: o se avanza desde el peronismo-kirchnerismo o se dará inicio a un período de inestabilidad política y de sucesivas operaciones de antidemocráticas y destituyentes.

El éxito de esta agenda ya no descansa solo en las habilidades y predisposiciones mutuas del gobierno y la oposición la oposición Descansa principalmente en la capacidad del peronismo-kirchnerismo de crear una organización político-social que este presente y actué disciplinadamente en todo el territorio nacional.

domingo, 26 de julio de 2009

Debate post electoral: Peronismo 26 de Julio

Una reflexión del Peronismo 26 de Julio

Legislativas Junio 2009

El 28 de Junio, la lista del FJpV, a Diputados Nacionales, encabezada por Néstor Kirchner, perdió por 2,5 puntos en la Provincia de Buenos Aires. También perdió en Santa Cruz, el territorio político de los dos presidentes. No obstante, en CATORCE Provincias triunfaron las listas que apoyaban al Gobierno Nacional representando el 31,03 % del total de votos emitidos y, por lo tanto, fue la opción más votada en términos comparativos. La segunda fuerza UCR, CC, Juecismo y Cobismo (que no presentaron listas únicas en todos los lugares, Por Ej., en Córdoba y Corrientes fueron enfrentados), sumaron el 29% y tercero el PRO con el 18.5%. Sin embargo, a partir del 10 de diciembre, el Gobierno Nacional perdió el quórum propio en diputados y la mayoría en senadores.
El Peronismo 26 de Julio apoyó decididamente en todo el País, los candidatos del Gobierno Nacional. Ratificamos lo acertado de esta opción porque reconocemos la voluntad de ese espacio en tratar de torcer el rumbo a favor de la Justicia Social, por primera vez, luego de la dictadura genocida del 76 y de las sucesivas claudicaciones de los gobiernos democráticos. En esa voluntad, nos reconocemos y nos involucramos. Pero con esto no alcanza, como quedó demostrado. Se necesitan acciones que organicen al pueblo y logren movilizarlo hacia un espacio más amplio donde sus reivindicaciones sean más urgentes que la renta externa ó la seguridad jurídica de las multinacionales, en donde no nos preocupen los adinerados con su frase ¿está mal tener plata?, porque lo que está mal es ser pobre. Sin dudas, la restauración conservadora no sólo va a intentar capitalizar el sentido del voto hacia sus propios fines, sino que lo hará efectivamente porque tiene más poder (relativo). Para muestra, tomemos nota de los que se resaltan como posibles presidenciales: Macri, Reuteman, Cobos. Como si el amplio margen de triunfo de los gobernadores Alperovich, Zamora, Insfrán ó Das Neves, entre otros, no tuviera ninguna significación. O, no importara la pérdida de 16 puntos del oficialismo de Macri (46% vs. 31%), a menos de dos años de gestión; ó que el Reutemanismo ganó por estrecho margen senadores pero perdió en diputados ó que Cobos puede considerarse un ético republicano siendo oficialismo y oposición al mismo tiempo.
Desde nuestro lado, los Peronistas Consecuentes seguiremos disputando la representación para que los humildes seamos sus principales protagonistas y poder expresar nuestra vocación transformadora como parte de una opción mayoritaria. También el Radicalismo deberá estar muy atento a sus errores y sus debilidades para no ser instrumento de una nueva ofensiva de sectores de la dependencia, que intentarán hacer caer todo lo que se hizo bien y no avanzar para mejorar la calidad de vida de todos. Sabemos que las consideradas opciones opositoras (son varias) no tienen mejores propuestas para conducir al pueblo argentino hacia un efectivo desarrollo. Y que los sectores de la antipatria tuvieron más poder y ascendencia social en otras oportunidades (76,81,89, 99,2001,2002), que la que tienen hoy. Las crisis son oportunidades y, en política se puede retroceder y después volver a avanzar. Asimismo, enfatizamos que los partidos políticos en la Argentina están en crisis desde el reinicio democrático. La necesidad de construir un gran frente estratégico (no meramente electoral) que atraviese a todos los partidos con base popular, es un imperativo desde hace varias décadas. Nuestra agrupación lo tiene como principio fundante. Pero no creemos en los “atajos” que han resultado estériles en el pasado reciente y sin embargo, se sigue transitando una y otra vez por el autodenominado “progresismo”.
Elegimos contribuir a la construcción de un Frente de Liberación desde nuestra propia fuerza y con nuestra identidad, el Peronismo, aquél que logró la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación. Confluyendo con otros grupos peronistas y otras identidades políticas y promoviendo la Unidad Latinoamericana porque tenemos un destino común. El golpe militar en Honduras con apoyo de su Congreso, nos indica los límites de algunos procesos democráticos en el continente. El repudio generalizado de su pueblo, los países de la Región, la OEA e incluso del Gobierno de EEUU, deberían lograr la restitución de Zelaya, su legitimo Presidente. Lo ocurrido, como los ataques a Evo Morales, Correa, Chávez, y nuestra propia Presidente, nos debe advertir sobre las intenciones de los sectores concentrados de la economía, el rol desestabilizante de los grandes medios de comunicación y la complicidad de algunos partidos políticos y una parte de la Jerarquía eclesiástica que, en Honduras, utilizaron la propia democracia contra sí misma.
Las elecciones del domingo 28 de junio en la Argentina, fueron absolutamente transparentes y esto nunca debió ponerse en duda (no había razones para hacerlo). Sin embargo, la infamia de algunos dirigentes persistió hasta último momento agitando la posibilidad de fraude. Hay mucho para hacer, para decir, para debatir y sobre todo para construir porque tarde ó temprano y cueste lo que cueste, la Patria Vencerá.

http://www.26dejulio.org.ar/construccion.htm

jueves, 23 de julio de 2009

Debate post electoral en Córdoba: Diego Tatián

¿Cómo impulsar una fuerza política progresista en Córdoba?


Dramática, esta pregunta irrumpe de la desolación política en la que, ininterrumpidamente, está sumida nuestra provincia desde el golpe de Estado de 1976 –más bien desde el lacabanismo, lo que significa ya treinta y cinco años de desierto.

Se trata de una pregunta que quisiera ser -y aspira a transformarse en- un programa. Seguramente en política las cosas nunca se logran por mera voluntad, pero tampoco sin ella. ¿Por qué un relato diferente sobre lo real, un conjunto de ideas y un grupo de hombres y mujeres comprometidos con ellas, son capaces de obtener consenso público y prosperan en un momento dado? La contingencia que es propia de la política y la vuelven imprevisible, impide una respuesta simple a este interrogante -a mi juicio uno de los más misteriosos e interesantes-, que convoca palabras de difícil composición como fidelidad, ruptura, voluntad, lucidez, memoria, invención, sentido de la oportunidad, capacidad de comunicar, azar… También una sensibilidad para detectar las fisuras en la hegemonía de lenguaje que hace aparecer la realidad de una manera y no de otra; que naturaliza ciertos estados de cosas y vulnera con su enorme maquinaria de significación ideológica toda iniciativa que se atreva a afectar intereses de los poderes existentes, presentándola como “locura”, “soberbia”, “intolerancia”… Cuando ese lenguaje habla de “consenso” y de “diálogo” es necesario traducir inmediatamente por su significado real: el status quo de la renta no se toca; los privilegios no se tocan; el monopolio de la palabra por las grandes empresas mediáticas no se toca; la impunidad de los delitos de guante blanco no se tocan. No otra cosa significa “abandonar la innecesaria crispación” y “volver al diálogo”, cuando la consigna es pronunciada por comunicadores de los grandes grupos de poder como Grondona, Morales Solá, o Nelson Castro (mezcla rara de grosería prepotente y ascéptica madre Teresa de Calcuta, que todas las tardes radio Mitre asesta a los argentinos durante varias horas) –para no hablar de los vernáculos cordobeses, de monta bastante menor.

¿Cómo construir una fuerza progresista en Córdoba? Cómo, cuando pareciera estar condenada al desguace de su opinión pública por un PJ menemista y aliado con lo peor, donde De la Sota fue y seguirá siendo dueño y señor; por el radicalismo más conservador de la Argentina, que en sus buenos tiempos supo tener a Menéndez como invitado de honor en las celebraciones oficiales (en la por todos conocida foto que circula en la red, resulta perturbador constatar cómo -me decía un amigo-, mientras Mestre, Aguad y la Jueza Garzón de Lascano miran para abajo -y Molinari Romero para cualquier lado-, el genocida General es el único que mira de frente), y por un Luis Juez que supo hacer propia la causa de los capitostes del agro mostrando, ahora en picada, lo que es y a quién representa (en realidad ya había demasiados indicios antes, cuando encarceló a un grupo de artistas de la Universidad por intervenir basureros con consignas ecológicas -no sin condecorar a quien las había delatado por tamaño crimen-, o cuando censuró una muestra de arte en el Cabildo a instancias de un puñado de energúmenos lefebristas –los que, alentados por ello, no sólo impidieron al poco tiempo otra exposición sino que además destruyeron con total impunidad las obras que debían exhibirse).

Algunos, con bastante fundamento a mi entender, han comenzado a pensar en un escenario post-juecista tomando en cuenta lo que se revela cada vez con mayor nitidez: el señor Juez es el gran derrotado de la última elección en la provincia y es muy difícil que llegue a ser gobernador (a no ser que -como también se ha comenzado a sospechar- vuelva al “corrupto” y por él denostado Partido Justicialista y lo haga desde ahí, cosa que bien vista a nadie debería sorprender tratándose de quien se trata, pero sería sin dudas un espectáculo formidable).

Frente a ese escenario de hegemonía de grandes aparatos que han sabido mantener en Córdoba, a lo largo de los últimos treinta y cinco años (podría tomarse como símbolo de su inicio el definitivo pase a la clandestinidad de Agustín Tosco), la decepcionante alternancia de opciones con que cuenta la derecha para reproducirse a sí misma, es necesario y posible una invocación de la “otra Córdoba” para construir una fuerza política que comience a desandar el desierto. La convocatoria es a librar una disputa política y cultural de gran alcance, capaz de reunir a las decenas de organizaciones y los miles de ciudadanos que sienten que la intemperie política ya ha durado demasiado tiempo. Hacerlo con estricto realismo y sin resentimiento (“sin burlarse de las acciones humanas, sin lamentarse por ellas y sin denostarlas”, como enseñara Spinoza a los militantes de todas las épocas).

Esa disputa, por el momento incierta, puede concebirse como una paciente puesta en obra de nuevas prácticas y de nuevas palabras; requiere ser pensada como una gran hospitalidad recíproca de las izquierdas, el anarquismo, los libertarismos en todas sus variantes, los peronismos y los radicalismos desengañados y atónitos, desamparados por los derivas que han sufrido sus antiguos partidos (que hoy, en Córdoba, sólo usurpan los nombres que ostentan y estropean el espíritu de origen popular y las mil batallas contra los poderosos a los que ahora se alían sus referentes); también de quienes en su momento confiaron en el Frente Nuevo como un instrumento para romper el bipartidismo y hoy experimentan que los partidos nuevos nada garantizan por el sólo hecho de serlo y pueden ser iguales o aún peores que los existentes desde siempre. La generación de una fuerza progresista en Córdoba pensada como un encuentro de transformación mutua entre quienes llevan adelante algún tipo de compromiso militante, quienes trabajan con las manos y quienes trabajan con las palabras y las ideas. Como una gran convocatoria a los artistas, los hombres de ciencia, los intelectuales, los trabajadores organizados, los trabajadores en soledad, los desocupados, los maestros, las fuerzas de estudiantes que procuran estar en sintonía con la antigua potencia transformadora del movimiento estudiantil; los artesanos, los que se oponen a los desalojos de campesinos; los que se organizan para preservar los bosques, el suelo y el agua; los que se oponen al saqueo minero; los que trabajan en las cárceles, en los hospitales de locos, en la salud comunitaria; los que se enfrentan al envenenamiento de la alimentación; los organismos de derechos humanos, que han sabido perseverar a través de las generaciones… Muchos, ¿no?

Diego Tatián

Debate post electoral: La C.G.T.

LOS TRABAJADORES (CGT)AL PUEBLO ARGENTINO



Luego de las elecciones del pasado 28 de Junio, el País ha quedado frente a una encrucijada. Algunos sectores minoritarios, pero muy poderosos de la sociedad, han provocado una mediatizada desaprobación a la gestión de la actual mandataria; sin embargo la dispersión del poder, fruto del resultado electoral, debe llamar a un serio replanteo de todos los actores aún de aquellos que hoy son depositarios de apoyos coyunturales.

Durante meses, fuimos abordados por una inmensa maquinaria política y mediática, que pareciera haber logrado el objetivo de que los argentinos solo discutiéramos las formas de nuestro destino colectivo, dejando de lado el fondo de un proyecto nacional y popular, que aún hoy, con dificultades intenta construir una patria igualitaria.

Obviamente, las mejoras logradas en los últimos años no alcanzaron a resolver los grandes problemas en materia social, viviendas, servicios básicos y pobreza; demandas que merecen ser tratadas en el marco del diálogo social e instrumentadas con la aplicación de medidas de corte universal como históricamente hemos reclamado.

En estos días, los intereses económicos que estaban agazapados, acentuarán la presión sobre el Gobierno Nacional. Esos intereses vienen por una nueva devaluación, pretenden la eliminación de las retenciones a la renta extraordinaria, anhelan reducir el gasto público, acotar las paritarias y regresar a un tiempo de oprobio para nuestro pueblo.

Cuando el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires señala que "No tenemos que profundizar el modelo, sino revertirlo" está diciendo: "volvamos a esa Argentina chiquita, donde algunos miles tienen mucho, y millones de trabajadores son arrojados a la pobreza y la marginación".

Dentro de ese contexto no van a faltar voces aconsejando renuncias o llamando a la unidad, para luego terminar reinstaurando los "viejos hábitos" que tantas veces fracasaron.

Por ello creemos que, pasado el comicio electoral, es un buen momento para reivindicar nuestro apoyo al círculo virtuoso de la Producción, el Trabajo, el Salario y el Consumo; ejes fundamentales que permitirán consolidar un país con oportunidades para todos.

Para eso es fundamental reafirmar el liderazgo indiscutible de la CGT; herramienta de carácter estratégico para sostener los logros alcanzados por el conjunto del movimiento obrero, y lo hacemos convencidos de ser los grandes protagonistas de esta etapa de la vida nacional, plenamente comprometidos con el mandato que la clase trabajadora expresó el pasado 30 de Abril de 2009 en la Avenida 9 de Julio.



SMATA--- AGT--- UTEDYC ---SGBATOS--- SUTECBA---LA FRATERNIDAD--- SUTIAGA---FEDERACIÓN DE CAMIONEROS--- FEDERACIÓN NACIONAL DE PEONES DE TAXIS--- SINDICATO PETROLERO Y GAS PRIVADO DE RIO NEGRO Y NEUQUEN---FOCRA--- CANILLITAS---DRAGADO Y BALIZAMIENTQ---UNÍON PERSONAL SUPE­RIOR PROFESIONAL DE EMPRESAS AEROCOMERCIALES---ASOCIACIÓN TÉCNICOS Y EMPLEADOS DE PROTECCIÓN Y SEGURIDAD DE AERONAVEGACIÓN--- SOMU--- FEDERACIÓN DE SINDICATOS MUNICIPALES BONAERENSES---ASOCIACIÓN ARGENTINA DE AERONAVEGANTES---ASOCIACIÓN DE PILOTOS DE LINEAS AEREAS--- FEDERACIÓN DE TRABAJADORES DE LA INDUSTRIA DE LA ALIMENTACIQN--- SINDICATO OBREROS AZULEJOS , MOSAICOS Y GRANITO---ASOCIACIÓN DE BIOQUÍMICOS---SINDICATO DE CAJAS Y SUBSIDIOS FAMILIARES--- UTICRA(CALZADOS)---SINDICATO ÚNICO DE CANTANTES---SINDICATO DE CAPATACES PORTUARIOS--- CENTRO DE CAPITANES DE ULTRAMAR--- FEDERACIÓN GREMIAL DE LA CARNE--- UNION PERSONAL AUXILIAR DE CASAS PARTICULARES--- SINDICATO DE EMPLEADOS DEL CAUCHO Y AFINES--- TRABAJADORES DEL CEAMSE---SINDICATO OBREROS Y EMPLEADOS DE CHACINADOS---AMET--- FATIDA---FEDERAGION PERSONAL JERÁRQUICO DE LA SECRETARÍA DE COMUNICACIONES--- FEDERACIÓN NACIONAL DE CONDUCTORES DE TAXIS--- SICONARA--- ASOCIACIÓN TRABAJADORES DEL CONSEJO FEDERAL DE INVERSIONES--- FEDERACIÓN OBREROS Y EMPLEADOS DE CORREOS Y TELECOMUNICACIONES--- SINDICATO OBREROS CURTIDORES DE CAPITAL Y GRAN BUENOS AIRES--- UNIÓN CORTADORES DE LA INDUMENTARIA--- FEDERACIÓN DE DOCENTES DE LAS UNIVERSIDADES--- SADOP--- SUPeH---SINDICATO DE ELECTRICISTAS NAVALES--- ASOCIACIÓN DEL PERSONAL DE EMPRESAS DE INFORMACIÓN---CENTRO DE MAQUINISTAS NAVALES--- FEDERACIÓN GRÁFICA BONAERENSE--- FEDERACIÓN ARGENTINA DE TRABAJADORES DE FARMACIA---ASOCIACIÓN EMPLEADOS FISCALES E INGRESOS PÚBLICOS--- SÍVARA--- PECIFA--- ASOCIACIÓN TÉCNICOS DE FÚTBOL--- FEDERACIÓN DE TRABAJADORES DE LA INDUSTRIA DEL GAS--- SINDICATO GUINCHEROS MAQUINISTAS Y GRUAS MÓVlLES---SINDICATQ DE TRABAJADORES DEL HIELO---FEDERACIÓN DE EMPLEADOS DE FARMACIA--- UTI--- UTERA---UNION DE EMPLEADOS DE JUSTICIA DE LA NACIÓN--- ATILRA--- UNION DE SINDICATOS DE LA INDUSTRIA MADERERA---ASOCIACIÓN ARGENTINA DE EMPLEADOS DE LA MARINA MERCANTE--- ASIMRA--- ASOCIACIÓN DE TRABAJADORES DE MODA E IMAGEN PUBLICITARIA--- UOM (MOLINEROS)--- SAON--- SINDICATO DÉ OPERADORES CINEMATOGRÁFICOS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA--- FEDERACIÓN ARGENTINA DE OBREROS PASTELEROS, CONFITEROS, PIZEROS Y ALFAJOREROS---CENTRO DE PATRONES FLUVIALES, PESCA Y CABOTAJE MARÍTIMO ---SINDICATO ÚNICO DE TRABAJADORES DE PEAJES Y AFINES--- FEDERACIÓN NACIONAL DE PELUQUEROS---ASOCIACIÓN GREMIAL DEL PERSONAL DE HIPÓDROMOS DE BUENOS AIRES Y SAN ISIDRO---APL (LEGISLATIVOS)--- UNION DEL PERSONAL DE FABRICAS DE PINTURAS Y AFINES--- FEDERACIÓN ARGENTINA DE TRABAJADORES DE PRENSA---APOPS--- ASOCIACIÓN PROFESIONAL DE PROGRAMAS DE ATENCIÓN MÉDICA---SINDICATO ÚNICO DE PUBLICIDAD---FEDERACIÓN DE SINDICATOS DE QUÍMICAS Y PETROQUÍMICAS--- SINDICATO DEL SEGURO DE LA REPÚBLICA ARGENTINA--- ASOCIACIÓN DE SEÑALEROS--- FERROVIARIOS--- SINDICATO ÚNICO DE SERENOS DE BUQUES - ASOCIACIÓN DEL PERSONAL DEL INTA---AATRAC--- SAT--- SETIA--- UNIÓN OBRERA TINTOREROS SOMBREREROS Y LAVADEROS--- FATUN--- ASOCIACIÓN ARGENTINA DE CAPITANES Y PATRONES DE PESCA--- FEDERACIÓN ARGENTINA DE EMPLEADOS DE CASINOS--- UNIÓN DOCENTES DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES--- SINDICATO EMPLEADOS Y APUNTADORES MARÍTIMOS--- ASOCIACIÓN CAPITANES Y BAQUEANOS--- UNIÓN DE JOCKEY DE LA REPÚBLICA ARGENTINA---ASOCIACIÓN CÓNTROLADORES DE VUELOS--- SADEM--- SUTEP---UNION DE TRABAJADORES DE SOCIEDADES DE AUTORES YAFINES.

Buenos Aires, julio 16 de 2009

Debate post electoral: Nestor Kirchner

"La reforma política es necesaria, yo lo comprobé en las últimas elecciones”


El diputado electo Néstor Kirchner sostuvo ayer que "la reforma política es necesaria, yo lo comprobé en las últimas elecciones, donde fui víctima de la vieja política".

Kirchner sostuvo que la reforma "que está llevando adelante la presidenta desde el área del Ministerio del Interior es muy importante sobre todo por la implementación de las internas abiertas y simultáneas en los partidos".

"La reforma es profundamente necesaria, yo lo pude comprobar en las elecciones últimas ya que fui una de las víctimas de la vieja política así que hay que dar cristalinidad al sistema para que la gente se pueda expresar con mucha fuerza y con un marco directo que implique un paso superlativo para mejorar la democracia" sostuvo.

Consultado por Télam a qué se refería con la afirmación respecto a que fue víctima de la vieja política indicó que "al no haber una reforma política actualizada, esto lleva a funcionamientos que a veces generan confusiones".

Néstor Kirchner llegó imprevistamente a esta ciudad ubicada 80 km al norte de la capital del Chubut al caer la noche de ayer y brindó una conferencia de prensa en el aeropuerto "El Tehuelche" al que arribó proveniente de El Calafate, según él mismo confirmó en la charla con la prensa local donde abordó temas de carácter nacional.

Kirchner afirmó que "ni Mauricio Macri, ni Francisco de Narváez pueden formar parte del justicialismo porque es una fuerza progresista".

"El peronismo es una fuerza progresista, no tiene nada que ver con la ultraderecha o la derecha neoliberal", dijo el legislador electo.

Afirmó luego que "ha quedado claro que la presidenta a nivel nacional ha ganado las elecciones, ha sido la primera minoría. Hay tres fuerzas bien marcadas en la Argentina y muchas expresiones locales, vecinales, o partidos mas chicos a nivel nacional; en nuestro caso estamos altamente satisfechos porque a pesar de todos los momentos duros del año pasado se llegaron a seis millones de votos".

Consultado sobre "cómo se ve en el congreso", Kirchner expuso que "habrá que esperar hasta el 10 de diciembre, de cualquier manera decían que era necesario que no exista una mayoría como hasta ahora para poder debatir y bueno, ahora podrán demostrar sus ideas que dicen que no podían mostrar antes".

"Yo creo que las ideas siempre se pueden mostrar así sea uno solo el representante en el congreso y me parece que se viene un debate que espero sea apasionante en función de la nueva Argentina que se viene, nosotros vamos a profundizar ese debate para profundizar el modelo de país" explicó.

Indicó además que "tenemos que acompañar la gestión que, a pesar de la crisis internacional y de todas las situaciones que nos han tocado vivir, la presidenta está llevando adelante".

Evitó expresarse sobre temas económicos argumentando que "hay un flamante y excelente ministro que es (Amado) Boudou, quien debe opinar" y también eludió responder sobre la situación institucional del secretario de comercio interior Guillermo Moreno indicando que "esa es una decisión de la presidenta".

Respecto al conflicto con el campo sostuvo que "yo acompaño la gestión de la presidenta en el área, se imaginan que soy el soldado mas incondicional que existe, con razones, propuestas e ideas y me parece muy bueno el mecanismo y la decisión que la presidenta ha tomado de llamar al diálogo como lo expuso en Tucumán".

"Habrá una gran discusión, un gran debate nacional sobre el modelo pero par ese debate sobre cómo consolidar la gobernabilidad y para ello hay que tener en claro el sentido de cómo se administra un país y para administrar un país todos los sectores tienen que tener la predisposición de sumar" dijo.

Néstor Kirchner remarcó que "la presidenta ha dicho con toda claridad que el modelo de recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores y la clase media a pesar de la crisis internacional con responsabilidad y solidaridad, debe seguir".

Respecto al justicialismo dijo que "creo que el partido tiene que abrirse, esa es mi visión individual, personal. Es un partido que debe ser la columna vertebral de un frente amplio que convoque con pluralidad a distintos sectores de la Argentina que tienen un modelo nacional de crecimiento e inclusión que permita desde la amplitud construir una verdadera alternativa para el 2011".

Pidió "consolidar una región como la nuestra, la patagónica y también el norte argentino, que a pesar de todas las inversiones que se han hecho todavía tiene condiciones de exclusión muy importante".

Kirchner compartió la conferencia de prensa con el intendente de Puerto Madryn, Carlos Eliceche, el vice intendente local Ricardo Lázaro y el subsecretario de pesca nacional y dirigente político local, Norberto Yauhar.

jueves, 16 de julio de 2009

Debate post electoral: hoy, Ricardo Forster

El kirchnerismo en su hora más difícil. Por Ricardo Forster.
Jueves 16 de julio de 2009


No resulta sencillo penetrar en el corazón del kirchnerismo. Su historia se ha caracterizado por los movimientos hacia delante, por las decisiones inesperadas, por una meticulosa inclinación a cerrar filas en un grupo muy pequeño desde el que se ha ido fijando el rumbo de este zigzagueante y algo espasmódico recorrido que viene desde mayo del 2003.
No resulta sencillo anticipar susmovimientos precisamente porque en general carecen de lo previo, deaquello que emerge de un preparar lo que se va a hacer. Como si nunca hubieran podido abandonar el decisionismo que acompañó a Néstor Kirchner en sus primeros años, un decisionismo nacido de las condiciones de total precariedad en las que encontró el país luego de la catástrofe social, política y económica del 2001; condiciones que se forjaron en la larga década menemista, que no sólo transformó la estructura productiva del país sino que también modificó de cuajo la trama misma de la vida cotidiana, al arrasar los modos tradicionales de concebir los imaginarios sociales y culturales.
Esa marca de origen ligada también a ese escaso 22% de los votos con el que llegó al gobierno marcaron fuerte y decisivamente su rumbo y su lógica de construcción política, que se basó, en lo esencial, en priorizar el trabajo del bombero que se mueve en medio de la más absoluta de las urgencias, antes que en ir trazando un rumbo claro que permitiese a quienes buscaron acompañarlo a participar activamente de esta nueva etapa en la historia nacional.
El hiato entre las acciones del gobierno y la consolidación de una construcción política a la altura de las demandas y de los desafíos que fue desplegando el kirchnerismo en el poder señala uno de sus puntos más problemáticos que quedó duramente al descubierto con la derrota electoral del 28 de junio. O en todo caso muestra que la hondura de la crisis de representación ha signado, y lo sigue haciendo, el rumbo de la vida política desde finales de los noventa además de ofrecernos el retrato de un significativo giro en las prácticas y los valores que atraviesan nuestra sociedad.
Que el kirchnerismo constituyó una anomalía es algo que no debe dejarse a un lado al intentar comprender su complejo discurrir; una anomalía que vino a desviar el rumbo que parecía seguir la mayor parte de la sociedad. Aunque ese rumbo no fuese otra cosa que la prolongación de un decadencia que emergía como inexorable pero que se mostraba deudora de la inercia destructiva heredada de esa década en la que algo decisivo, y no en un sentido positivo, conmovió el alma de los argentinos.
Kirchner dio un golpe de timón que dejó a todos sorprendidos, que modificó lo que parecía un destino sellado para abrirse hacia zonas de lo político y de lo económico que parecían clausuradas por la profundidad de una crisis desestructuradora. Inició un duro camino de reparación del que muchos ya no hablan o simplemente han olvidado, pero que constituyó un acto fundamental a la hora de reencaminar a una sociedad fragmentada y brutalizada (no por causa de fenómenos naturales sino por aquellas mismas corporaciones económicas que hoy vuelven a disputar su derecho a determinar la vida de los argentinos, y que, como en otras ocasiones, encuentran en la oposición a sus mejores voceros), gustosa de habitar los bordes del abismo y lista para lanzarse a sus fauces. Pero para lograr ese salvataje tuvo que echar mano de un fuerte decisionismo que, eso es obvio, fue en detrimento de una construcción política capaz de ofrecerse como punto de referencia de eso “extraño” que vino a conmover la inercia decadente de una sociedad desquiciada.
Durante los primeros años, y prácticamente hasta el 2007, los números de la macroeconomía más los obvios cambios en el trabajo, en los salarios y en la vida en general se convirtieron en la mejor garantía que podía ofrecer el kirchnerismo (sus triunfos electorales del 2005 y del 2007 lo expresan con claridad). Pero lo que nunca alcanzó a comprender fue que esos cambios no encontraban un correlato en el ámbito en el que se construyen los núcleos culturales de una sociedad; que casi sin darse cuenta fue siendo víctima de un doble mecanismo: por un lado, su propio encerramiento que prolongaba la lógica decisionista en detrimento de esa ilusión fallida que le dio forma y terminó por desgastar a la transversalidad, y, por el otro lado, el astuto y sistemático aprovechamiento que los núcleos duros del poder económico y mediático comenzaron a hacer de los puntos débiles y hasta opacos de la gestión gubernamental.
El punto álgido de esa embestida fue, no cabe duda, el INDEC; a través de la sistemática horadación de su credibilidad (torpemente reforzada por el gobierno) lo que se logró fue, precisamente, debilitar la escena material de los cambios introducidos por el kirchnerismo en la vida de la gente en nombre de lo que me gustaría llamar el lenguaje de la impostura. Lo que se decía desde el gobierno quedaba sospechado mientras éste carecía de la fuerza política y social para defenderse de esta ofensiva de los sectores conservadores.
Se trató de un enfrentamiento alrededor de relatos opuestos en el que el kirchnerismo no supo ni pudo comprender la espesura y la complejidad de lo que se estaba poniendo en juego. Creyó que los números que mostraban un crecimiento a lo chino de la economía junto con la evidencia de estar viviendo una etapa infinitamente mejor que la de los años anteriores alcanzaba para mantener su predominio. Ya los malos resultados entre las clases medias de los grandes centros urbanos en la elección presidencial que vio ganar a Cristina Fernández con casi el 46% de los votos, constituyó, aunque no se lo haya leído de ese modo, una alerta.
El kirchnerismo siguió confiando en su capacidad de producir hechos sin interesarle demasiado explicarlos, sin buscar conquistar el corazón de la mayoría de los argentinos ni, por lo tanto, intentar sostener los reales avances en varias esferas de la vida nacional (derechos humanos, salarios, jubilaciones, defensa del mercado interno y del trabajo, política latinoamericana, etc.) ampliando la base política y abriendo el juego para que se pudiera salir de esa soledad de la que se había partido.
Dicho más crudamente: no se quiso salir de ese decisionismo del origen, porque allí se encuentra una de las marcas que definen la extraña travesía del kirchnerismo. Como si nunca hubiera podido abandonar la matriz santacruceña que lo vio nacer y sobre la que siguió haciendo política, ya no en una provincia muy escasamente habitada sino en el centro neurálgico del país.
Esa marca de origen no resulta menor a la hora de pensar la actual situación. Para no extenderme mucho más y dejar para un próximo artículo algunas otras cuestiones significativas, quisiera terminar de señalar que en la derrota del 28 de junio se jugaron, entre otras muchas cosas, la falta de convicción que mostró el kirchnerismo a la hora de buscar construir una fuerza política de raíz popular, democrática y progresista, capaz de expresar lo que estaba aconteciendo, así como el privilegiar la supuestamente segura estructura del PJ para seguir ganando elecciones.
En la difícil hora por la que estamos atravesando se tratará de ver si todavía está a tiempo de modificar su anquilosamiento, si puede recuperar la energía con la que desplegó uno de los momentos más significativos, en el sentido de los intereses populares, que recuerda la historia contemporánea del país. Del otro lado, estimado lector, lo que aparece no es otra cosa que la restauración conservadora.

domingo, 12 de julio de 2009

Debate post electoral: Alberto J. Lapolla

La derrota del kirchnerismo: la naturaleza del escorpión


Por Alberto J. Lapolla* 9-7-2009

Una derrota muy anunciada

Luego del amargo sabor de las elecciones del domingo 28 de junio, se hace imprescindible reflexionar sobre los hechos acaecidos y la perspectiva mediata, dada la peligrosidad de la bestia al acecho. El gobierno nacional ha sido derrotado en las urnas de manera contundente –aunque conservando las primeras minorías nacional y parlamentaria- pero diversificada –es decir no hay un único ganador, más allá del complejo sojero- por una conjunción comandada por la sempiterna –y hoy refortalecida- oligarquía terrateniente -hoy sojera- unida a todas las capas de productores rurales pampeanos (al gobierno le fue bastante bien fuera de la Pampa Húmeda), unida también al gran empresariado beneficiado en todos los órdenes por el gobierno kirchnerista; a la jerarquía católica, a los sectores ultrarreaccionarios que quieren ver liberados de culpa y cargo a los genocidas hoy presos o en proceso de serlo, al neoliberalismo PRO y panradical, al nuevo submundo del narcotráfico que con la mejor metodología maoísta supo ‘crear el agua para que nade su pez’ –con tatuaje narco incluido-, a los representantes patronales en el movimiento obrero –ellos mismos patrones y terratenientes como el Momo Benegas-, al ex senador Eduardo Duhalde –jefe político de todo este entramado restaurador-, y a sectores del campo popular que siguen sin entender la trascendencia continental e histórica del kirchnerismo, más allá de sus defectos y limitaciones. Todo este conglomerado piloteado y conducido por el ejército mediático de ocupación, constituido por casi todos los canales de televisión de todo el país, las empresas de cable de todo el país, las radios de todo el país, los principales diarios de todas las ciudades del país, las revistas, los principales portales y servidores de Internet, elementos todos pertenecientes en un 94% a tres grupos empresarios, que por supuesto hicieron de toda la oposición, incluyendo a Proyecto Sur, sus candidatos propios. Cabe aclarar que en el mundo actual, donde el modelo neoliberal ha colapsado, las cadenas multinacionales multimediáticas son el principal reservorio de la restauración neoliberal y fascista contra el avance de los pueblos. Así puede comprobarse con el golpe de Venezuela de 2002, el intento de secesión en Bolivia de 2008, el apoyo al genocida colombiano Uribe durante su invasión al Ecuador, el reciente golpe en Honduras –‘casualmente’ coincidente con nuestra elección, mientras Eduardo Duhalde se reunía en Europa con los jefes de la derecha mundial y los medios argentinos señalaban ‘que la causa del golpe era la amistad de Zelaya con Chávez’-, el proceso de destrucción de la avanzada sociedad italiana de posguerra y la restauración de la Italia fascista con las Leyes Raciales del Ducce incluidas –ahora con exclusión de los judíos, pero igual que en 1933, contra africanos y gitanos, ahora con el agregado de nosotros los ‘sudacas’. El rol de este Estado Mayor del neoliberalismo y la derecha mundiales, fue particularmente devastador en la derrota del gobierno kirchnerista. Gobierno que bueno es decirlo, no atinó a aplastar a su enemigo mediático. Cabe una primera reflexión al respecto, creemos que no se puede ‘jugar a la guerra’ con Clarín. O se lo aplasta o se acepta su lugar como jefe de la oposición. Pero poco sirven los juegos de artificio contra tamaño monstruo dueño de la mente, la cultura y el deseo de buena parte de los argentinos y las argentinas. Nada impedía al gobierno enviar la nueva ley de Medios Audiovisuales al Congreso apenas aprobada la estatización de las AFJP. Nada impedía al gobierno hablar por cadena nacional por todos los canales públicos, privados y de cable regularmente, explicando y aclarando los temas necesarios y difundiendo de primera mano la acción de gobierno. Nada impide al gobierno lograr que el excelente Canal Encuentro sea visto en todo el país como canal de aire, dando batalla cultural e ideológica -que de eso se trata- a los medios del poder colonial. Nada impide al gobierno que Telesur –canal del cual Argentina es miembro fundante- pudiera ser visto en todo el país como un canal de aire y gratuito, para ayudar a entender la nueva situación continental de la que somos parte. En fin, nada impide al gobierno nacional reeditar la ‘Gazeta de Buenos Aires’ fundada por Mariano Moreno y transformarla en un periódico gratuito para todos los argentinos, disputando así con calidad, el terreno de las ideas con los medios de comunicación del complejo oligárquico. Nada habría impedido al gobierno dotar a todos los movimientos sociales, sindicales y populares de radioemisoras y canales de televisión de alcance nacional o regional. Ese dinero hubiera sido mucho mejor gastado que los subsidios a grupos mediáticos, o que en comprar -por un rato- la voluntad informativa de mercenarios periodísticos que utilizan el resto del tiempo para atacar a nuestros gobiernos hermanos de Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador o Nicaragua. Los medios utilizados para influir las tapas de Clarín hubieran sido mucho mejor invertidos, si se hubieran creado cientos de nuevas emisoras radiales y televisivas de la CGT, la CMP, la CTA, los movimientos de derechos humanos y de todos los movimientos sociales del país. La lucha contra la oligarquía en todas sus formas, como enseña nuestra historia no puede tomarse a medias: o se la aplasta o nos aplasta. Aun tenemos tiempo de corregir, pero no podemos dejar expresar que presentimos, que tal vez ya sea tarde.

El triunfo sojero-monsantiano

En 2008, el gobierno fue sorprendido por la virulencia del conflicto con los rentistas rurales, sufriendo un desgaste innecesario, mostrando que el kirchnerismo parecía no tener noción del monstruo al que estaba enfrentando y al cual había ayudado a crear. El gobierno perdió allí el ‘consenso de la opinión pública’ y no la pudo recuperar hasta ahora. Con claro tono vencedor, el principal referente de la multinacional Monsanto en la Argentina, y principal operador del conflicto del ‘campo’, el Ing. Héctor Huergo, reflejó nítidamente desde las páginas de Clarín Rural –casi un folleto de publicidad de Monsanto en la Argentina- el resultado electoral: ‘Ganó la Argentina verde y competitiva,’ tituló exultante. Cabría aclarar, ‘ganó la Argentina enclave agroexportador de "pasto-soja", perdió la Argentina industrial, productiva inclusiva y distributiva que se estaba recuperando’. Como muy bien señaló Horacio Verbitzky, ganaron todos los que se identificaron con el rentismo sojero durante el conflicto ‘del campo’: Cobos, Duhalde, De Narváez, Reutemann, Solá, Juez, Marcri (aunque perdió en 30 puntos en Capital) y Pino Solanas. Perdieron el gobierno, la CGT, la CMP, la CTA (aunque algunos de ellos crean que ganaron), el movimiento de derechos humanos y todos los que queremos el retorno a una nación justa, libre y soberana. Es decir perdió el proyecto de volver a una Argentina industrial, tecnológica, científica, inclusiva, ‘en blanco’, con derechos para todos, y con una distribución justa del ingreso. También se debilitó la posibilidad de discutir el modelo sojero y poner en debate la necesidad de repoblar el país a través de una profunda reforma agraria que cree nuevos cientos de miles de productores familiares que vuelvan a producir alimentos sanos en lugar de ‘pasto-soja’ para China o ‘carne basura’ en los feed-lots. Perdió la Argentina de los trabajadores empleados y desempleados, de los pequeños productores rurales no sojeros –los dos tercios del total. También perdieron aunque no lo crean y festejen la derrota de la ‘montonera’, los cientos de miles de pequeños y medianos comerciantes y empresarios, que se beneficiaron estos seis años de crecimiento a tasas chinas, que aprovecharon para cambiar el auto o el departamento, irse de vacaciones cada verano y de miniturismo cada fin de semana largo, también para comprarse todo lo que necesitaron. Pero como observa muy bien Enrique Martínez, ese sector no entendió, que le fue bien por las políticas correctas aplicadas por el gobierno, y no porque son ‘vivos’ y ‘supieron hacerla’. A veces esclavizando a los ‘bolitas’, o a los peruanos, o superexplotando a los trabajadores en negro. Todos esos también perdieron, pero festejan su propia derrota, por ‘la naturaleza del escorpión’ de nuestra burguesía grande, mediana o pequeña. Esa es la Argentina que perdió. La de la SRA, CRA, la FAA, Carbap, AAPRESID, Monsanto, De Ángeli, Martínez de Hoz, Grondona, Biolcatti, Buzzi, el PCR, Clarín, y algunos que mejor no nombrar, esa ganó. De lo que haga el gobierno en los próximos treinta o cuarenta días, dependerá si ese triunfo perdurará en el 2011, si las fuerzas populares podremos revertirlo, o si por el contrario, no habrá 2011, sino 2010, como pregona don Mariano y prepara don Eduardo Alberto.

La naturaleza del escorpión

El gobierno no pudo recuperar ‘la opinión pública’ luego de la derrota frente al campo. Esa fuerza atroz, hegemonizada por la alianza de las 6900 familias dueñas de la mitad de la Argentina, la jerarquía católica, y las viejas –y nuevas- jerarquías militares, judiciales y policiales que históricamente logró derrotar todo intento de liberación nacional y social desde Moreno en adelante, incluyendo a Perón y los ‘70, ha vuelto a triunfar una vez más. Esta vez por medio de las urnas, utilizando el nuevo púlpito que le regalan los televisores insertados, en cada hogar, en cada mente de los argentinos y de las argentinas. Más allá de los errores del gobierno, cabe señalar que una parte importante de nuestro pueblo, vuelve a quedar prisionero de las trampas de los medios y de las complejas relaciones culturales y políiticas, surgidas de la brutal desindustrialización de la nación y la terrible fragmentación social por ella producida. Un sector de nuestro pueblo parece dispuesto a seguir ‘sosteniendo nuestras cadenas’, tal como clamaran miles de españoles cuando Fernando VII retornara al trono y ordenara quemar las lenguas de quienes habían jurado la constitución liberal de 1808. Los votantes de De Narvaez, seguramente se arrepentirán de ello, como acaba de ocurrir con el 50 % de los votantes de Macri del 2007. (Macri es el otro gran derrotado en esta elección, así como Pino Solanas uno de los grandes ganadores, ayudado por el poco representativo candidato que pergeñó el kirchnerismo en Capital, que una vez más prefirió regalar la Ciudad, sin entender que así entregaba también buena parte del Primer cinturón bonaerense). Los votantes de Reutemann –escuálido ganador, inflado por los medios y autotitulado ‘vencedor’ del Peronismo, ¿han olvidado las lacras de su gobierno, la destrucción de la Santa Fe industrial chacarera y ferroviaria. ¿Olvidaron las inundaciones y la propagación desenfrenada de la sojización, con su secuela de cáncer y las malformaciones? ¿Olvidaron acaso cómo el Lole empobreció esa rica provincia? POr otra parte, hay que reconocer que hubo políticas del gobierno que ayudaron a este resultado: la falta concreta de la resolución de la pobreza profunda del conurbano y de vastas regiones del país; la no recuperación de los ferrocarriles a nivel nacional que hubiera creado miles de puestos de trabajo, recuperando inmensos territorios para una vida digna, hoy marginados. El gobierno también equivocó el camino al gastar fortunas en las capas medias y en los intendentes del conurbano, no apostando a invertir esa colosal suma en la reindustrialización efectiva del país desde el Estado. Debió abandonar esa teoría, de ‘reconstruir la burguesía nacional’. Cada vez que se la reconstruye, casi como una maldición, recupera su naturaleza, es decir ‘la naturaleza del escorpión’, destruyendo a quien la ayudó a cruzar el charco o a reconstruirse. Pasó con Irigoyen, Pasó con Perón dos veces, pasó con Illia, y pasó ahora con los Kirchner. La burguesía nacional, esa a la que apoyaron de todas las maneras posibles, acaba de decirles que no los quiere. Que no quieren reindustializarse, ni apostar a un mayor mercado interno. ¿Para qué?, ¿para qué esos ‘negros de mierda’ vuelvan a hacer un 17 de Octubre, un Cordobazo u otro 19 y 20? ¿Para qué esforzarse en la reindustrialización?, si la Argentina es el único lugar del mundo donde los industriales, los banqueros –y hasta los sindicalistas y políticos corruptos- se hacen estancieros. En lugar de ello, el gobierno debió haber fortalecido al movimiento popular, reconstruyendo la clase trabajadora empleada y desempleada. La de los sindicatos y la de los movimientos sociales. Al mejorar nítidamente los ingresos de todos los trabajadores, activos, pasivos, ocupados y desocupados, por todos los medios posibles, ortodoxos –aumentos de salarios, pensiones, jubilaciones, planes sociales dignos y verdaderos subsidios de desempleo- y heterodoxos –monedas paralelas no convertibles, subsidios masivos, entrega de dinero en masa a la población, créditos blandos baratos y accesibles, etc, etc-, estas medidas habrían enriquecido igual a los sectores medios y a la burguesía, pero a diferencia de los ‘planes heladeras, automóviles y lavarropas’, habrían favorecido nítidamente a los sectores más pobres que habrían así votado al gobierno sin dudas, tal como hacía Perón, por ejemplo. Y entonces la elección habría sido ganada claramente por el kirchnerismo en el lugar más sensible al Peronismo: el conurbano bonaerense, que sigue esperando su reindustrialización y el retorno de su dignidad perdida. Claro, eso implicaría que muchos intendentes se quedaran sin el voto cautivo o clientelístico, liquidando esa asociación mafiosa entre desempleo, policía, políticos, narcos y delincuencia que caracteriza la política del conurbano desde 1980. Esto fue expresado sin ambages por algunos dirigentes del PJ bonaerense el día 29, cuando por lo bajo decían, ¿cómo que perdimos, si entre las dos listas sacamos casi el 70% ? Este fue tal vez el error estratégico mas serio del gobierno: los pobres aun siguen siendo pobres y su voto puede ser disputado por la narco-TV-derecha, pudiendo ser seducidos por alguna prebenda como las del efedro-colorado. Cosa que no ocurriría si tuvieran empleo en blanco, sindicatos, comisiones internas, clubes de barrio, ferrocarriles, transporte digno, organización sindical barrial y social zonal, trabajo en su lugar, salud y educación dignas, salarios dignos por ocho horas de trabajo y fácil acceso a la tierra y al crédito. Esto es, creando miles de empresas allí donde cerraron entre 1976 y el 2001 y un Estado presente, a su lado y en su defensa. Un conurbano donde se discuta como los niños y jóvenes mejoren cada vez más su nivel educativo y no, cuántos años pasarán en la cárcel o qué nuevos sistemas represivos se aplicarán contra ellos. Es inconcebible que un gobierno popular tolere tal cantidad de compatriotas abandonados en la calle, la pobreza y la indigencia, con su secuela de droga y delincuencia para sobrevivir, que vemos cotidianamente en las calles. La no resolución concreta, con políticas activas y directas de estas situaciones graves, dificultó la comprensión por vastos sectores populares de la excelente acción macroestructural del gobierno kirchnerista, la mejor desde 1973 sin dudas. Ese habría sido el principal antídoto para el veneno de los medios de comunicación. El gobierno puede revertir la derrota, cambiando el eje de acumulación política, juntándose con los movimientos sociales, la intelectualidad de Carta Abierta, la CGT, la CTA, lo mejor del PJ, los sectores medios aliados, el grueso de los pequeños productores rurales, los sectores políticos que levantan programas similares, pero también tomando medidas inmediatas como la reconstrucción ferroviaria hacia el interior y políticas de redistribución urgentes a favor de los pobres. Es necesario recrear una nueva alianza política que regenere una nueva etapa del movimiento nacional y popular, superador claro está, del pejotismo agotado, tal como había planteado la rebelión popular de diciembre de 2001. Rebelión que la derecha se prepara para aplastar en sus efectos mas profundos. Es una posibilidad, la otra ya la conocemos y nos eriza la piel.