Roxana Latorre denunció que Carlos Reutemann le reclamó que dejara su banca. La senadora aseguró que no lo hará. “Me pidió que renunciara y me amenazó”
En diálogo con Página/12, la ex aliada de Reutemann contó que las diferencias entre ambos comenzaron cuando ella rechazó las expresiones golpistas de sectores ruralistas: “Reutemann me dijo ‘dejate de declarar eso, que los Kirchner se vayan cuando se tengan que ir’”.
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Casi 20 años duró la alianza entre Reutemann y Latorre. El divorcio se formalizó cuando ella firmó un despacho de mayoría.
“A lo largo de toda su trayectoria, Carlos Reutemann hizo una carrera unipersonal, usando a la gente y tirándola en la banquina”, disparó ante Página/12 la senadora Roxana Latorre, hasta hace pocos días aliada dilecta del ex gobernador de Santa Fe. Y dijo más aún. Confirmó que el mismo Reutemann la llamó para pedirle que deje su banca, para la que acaba de ser reelecta: “El sábado me llamó por teléfono para pedirme que renuncie y me amenazó. Me dijo que la iba a pasar muy mal en la provincia si no renunciaba”. El sorpresivo divorcio político entre ambos senadores del PJ se desató la semana pasada, después de que Latorre firmara un dictamen de mayoría en el Senado, pero la relación ya había comenzado a resquebrajarse un mes antes. En una entrevista, la senadora había dicho que “sería catastrófico para la Argentina que se haga realidad lo que algunos sectores agitan, la entrega anticipada del poder”. “Ahí Reutemann me llamó y me dijo ‘dejate de declarar eso, que los Kirchner se vayan cuando se tengan que ir’”, confió Latorre.
“Estoy en el corazón de una feroz operación de prensa encabezada por Reutemann”, denunció la senadora. Esa “operación” habría buscado despegar al ex corredor de Fórmula 1 de la firma que Latorre estampó “en total disidencia” en el dictamen que permitió el tratamiento y la aprobación de la prórroga de las facultades delegadas al Poder Ejecutivo. Tras la votación del jueves pasado en el Senado, la oposición había salido al unísono a pedir la cabeza de la legisladora, desde el titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, hasta el senador socialista de Santa Fe, Rubén Giustiniani, pasando por el número uno de la UCR, Gerardo Morales, y el presidente del PJ provincial, Ricardo Spinozzi.
Rápido de reflejos, Reutemann decidió tomar distancia de su histórica aliada y anunció su expulsión del bloque Santa Fe Federal, que conformaban, apenas, ellos dos. Sin embargo, esta reacción no llegó cuando el ex gobernador se enteró de la firma de Latorre en el dictamen (algo de lo que estaba informado desde el lunes, según consta en medios locales), sino recién cuando comenzó a crecer el tsunami de críticas hacia la senadora: Latorre es la moneda de cambio que presentó Reutemann para sortear un paso en falso que amenazaba con complicar sus ambiciones presidenciales.
“Todos se aprovecharon de un error involuntario y hacen leña del árbol caído. Pero al frente de la operación está él, que está aconsejado por la mujer y la hija, que no entienden un carajo de política”, se despachó Latorre. Estos días, en el perfil de Facebook de Verónica Ghío, la esposa de Reutemann, podía leerse una consigna: “R.L. out”. Las iniciales, por supuesto, se referían a Roxana Latorre.
“El sábado (Reutemann) me llamó por teléfono para pedirme que renuncie a la banca y me amenazó. Me dijo que la iba a pasar muy mal en la provincia si no renunciaba”, relató la legisladora. “Yo no voy a renunciar. La única manera de que deje la banca es si me destituye el mismo Senado –se plantó–. Si Reutemann quiere, que renuncie él.”
El matrimonio político duró casi veinte años y se fue a pique en pocos días. Sin embargo, las fisuras, invisibles desde afuera, venían desde hace un tiempo, cuando Latorre comenzó a denunciar los ánimos golpistas de ciertos sectores del campo. “Ahí Reutemann me llamó y me dijo ‘dejate de declarar eso, que los Kirchner se vayan cuando se tengan que ir’”, contó la senadora justicialista.
–¿Ahí fue que comenzaron sus diferencias?
–Claro, yo planteo la defensa irrestricta de la Presidencia, sea quien sea el que ocupe el cargo, y él me pide que no declare más eso. El campo quiere tumbar a Cristina. Y yo, aunque fui y voy a seguir siendo opositora, no lo puedo dejar pasar. Voy a seguir defendiendo los intereses del campo, porque ésa es la idiosincrasia de mi provincia, pero antes que nada están las instituciones.
–¿Reutemann le pidió la renuncia porque usted no obedeció sus instrucciones?
–No. Yo no soy una figura boluda que pone la firma. El no conoce de técnica legislativa, él es un personaje de alto perfil político, pero el trabajo legislativo lo hacía yo. Nunca me decía cómo votar, si no conoce la interna del Parlamento. El está para otras cosas. Y ahora tenía que despegarse de las críticas y por eso quiso tirarme a la banquina.
–Desde el PJ santafesino señalan que el escaño les corresponde a ellos, y no a usted, y por eso piden su renuncia...
–A mí el PJ de la provincia no me quiere, nunca me quiso. Y aun así Reutemann me puso en la lista. Si bien es cierto que hice mi carrera de la mano de él, que no se crea que todos los votos de junio son suyos. Si él me puso ahí es porque para algo le servía. Y no soy una más de los que tiró en la banquina, a lo largo de su trayectoria hizo una carrera unipersonal tirando gente a la banquina. Pero yo no me voy a quedar ahí. Como bloque unipersonal, formo parte del interbloque Federal, de quienes he recibido todo el apoyo y la solidaridad, así que seguiré trabajando desde ese lugar.
–¿Cómo responde a las acusaciones de Giustiniani, que dijo que usted se “borocotizó”?
–La oposición no se hace cargo de sus errores y por eso aprovechan la volada para llevar agua a su molino. Pero si se fijan, cuando se llevó el proyecto al recinto yo voté negativamente, y Reutemann en esa misma sesión se quedó en su despacho y no votó, ni en contra de los superpoderes ni por la ley de emergencia agropecuaria (ver aparte).
–¿Se siente responsable de que el Gobierno haya prorrogado las delegaciones de poderes?
–Mirado con el diario del lunes, quizá no debería haber firmado nada, pero era una pelea que se había perdido antes. Concretamente cuando el campo, que se cree que es gobierno, no juntó los votos necesarios, como sí pasó con la 125. En cualquier escenario, esa ley iba a ser votada. Hubo una torpeza administrativa del secretario de la comisión, que no fue a buscar la firma del senador pampeano Rubén Marín. Con la firma de Marín les alcanzaba. Y en el peor de los casos, el oficialismo iba a pedir una sesión especial.
Informe: Nicolás Lantos.
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