Unidad

Ha llegado la hora de deponer intereses personales. Unidad con todos aquellos que no estén con la embajada. Y asegurémonos de que en la unidad tengamos verdaderos representantes de los intereses del pueblo

jueves, 12 de febrero de 2009

Se viene el "Meneldismo", lo mejor de lo mejor



















Nace el menemismo 2.0.
Por Carlos Benítez. Publicado en Revista Zoom.

"Mauricio Macri no es el pasado. No es Menem. Indudablemente ha estado ligado a él. Pero no es lo mismo", declaró Chiche Duhalde el 25 de agosto de 2003, horas después del cierre de los comicios en Capital, cuando los resultados de la elección a Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires favorecían al empresario. Tres semanas más tarde, Aníbal Ibarra revertiría la tendencia en segunda vuelta y sería reelecto. Pero esa es otra historia.
La cuestión viene a cuento porque la sonada reunión entre Macri, Felipe Solá y el Colorado De Narváez puede ser muchas cosas menos una sorpresa. Ya en aquella elección porteña, donde Kirchner se jugó por el resbaloso ex fiscal, el duhaldismo jugó con el ex presidente de Boca. Mientras hombres como Eduardo Rollano y Eduardo Camaño colaboraron activamente en la campaña del empresario, el entonces gobernador Felipe Solá se mantuvo en silencio, pero había recibido a Macri en la Casa de Gobierno, en La Plata, dos meses antes de la votación, para una foto de campaña que no fue.
Ahora, con Duhalde tejiendo al amparo de los medios, Macri intenta tomar vuelo nacional juntándoles la cabeza a las dos espadas bonaerenses del peronismo disidente. La tarea parece ardua. El tatuado empresario viene de clavar para el PRO bonaerense un 15% de votos en octubre pasado, sin boleta nacional, y quiere hacer pesar ese antecedente. El esquivo estanciero, por su parte, superó el 40% en ese mismo comicio pero, ay, encabezando la lista del Frente para la Victoria.
El surgimiento de un menemismo 2.0, que conjuga empresarios turbios jugando en política con un peronismo derechoso, eleva las pulsaciones de unos cuantos dinosaurios justicialistas. En el fondo, muchos que cruzaron el Rubicón en 2005 dejaron siempre la chalupa amarrada para volver a la vieja orilla. Una hipótesis late en cada jugada: vencer a K en la provincia o lograr un honroso segundo lugar podría generar las condicones para imponer el candidato del PJ a presidente en 2011. Y los demás, ¡chito!, a encolumnarse. No me vengan con divisiones.
Solá cuenta con la ventaja de una buena llegada en el interior bonaerense y la estrategia de la ambulancia en el armado. Por ejemplo, Osvaldo Mércuri, otrora puntal del ambientalismo peruca y caudillo de la tercera sección electoral, tiene que renovar sí o sí su banca. Con el kirchnerismo no tiene cabida, y con Felipe se asegura encabezar la lista de la sección. Si a Solá le va bien, se convierte en el hombre fuerte de la tercera. Si no, no problem: se sienta a negociar con los K cómo vuelve al bloque.
Muchos amigos me recordaron por estos días el episodio del mes de julio pasado en Diputados, en el que Carlos Kunkel, sentado a espaldas de Felipe Solá, le escupió un masticado "traidor hijo de puta" cuando el ex gobernador apenas había cerrado su discurso, anunciando su voto contra la 125.
No está muy claro cuales son las verdaderas lealtades políticas de Solá, si las tiene. Basta repasar lo señalado al comienzo. O recordar que, a comienzos de los ’90, Felipe integró el Bloque Federal del PJ que, junto al Grupo de los Ocho, se oponía en Diputados a las políticas del presidente Menem. Hasta que un día saltó de la Cámara a la secretaría de Agricultura ni bien le fue ofrecida. Visto en perspectiva, destella más la ingenuidad de Kunkel (o el vicio K de comprar lealtades antes que construir consensos) que la defección del ex gobernador.
Así las cosas, no por casualidad el presidente del PJ, en pleno verano y ardiendo el asfalto, comenzó su trajinar por el conurbano y juntó a toda la primera sección electoral en un multitudinario acto en José C. Paz. No necesita leer el diario del domingo para saber que no hay tiempo que perder. ¿Será candidato jugándose a todo o nada? Si no es él, ¿quién? ¿Qué hará Scioli, otro virtual menemista 2.0, mientras otros presidenciables coquetean en su propia casa?
En un costadito del barullo, el lanzamiento de Martín Sabatella como candidato a diputado plantea una alternativa, siempre que no se enganche en un gorilismo por izquierda. Hay un sector de las clases medias del conurbano que está de acuerdo con una buena parte de la gestión K, pero que quiere depositar su voto en manos de gente que sienten más parecida a ellos. Ahí puede morder el tres veces intendente de Morón. Para el oficialismo, en un contexto de diáspora, ¿le aporta más un aliado crítico que va por afuera y con el que eventualmente pueda acordar en el Congreso a futuro? ¿O le serviría engrosar sus filas con cuadros progresistas que maticen el pejotismo? Esta última opción ya no parece viable. Sabatella está en la cancha y puede convertirse en una grata sorpresa si logra cabalgar la interna de sus aliados de la CTA. Allí, De Gennaro también anuncia su candidatura y parece un despropósito que ambos vayan por separado. ¿Hay un guiño de Néstor para la aventura bonaerense de Sabatella o los muchachos lo van a hacer desaparecer de los colegios?
Mientras la caldera peronista y sus alrededores bulle, los partidarios de respetar las formas sin tocarle el bolsillo a los grupos de poder están excitados como quinceañeras. La Coalición Cívica junto con los restos del radicalismo provincial, el socialismo de Hermes Binner y el testimonial López Murphy cerraron en pleno enero porque saben que se juegan la posibilidad de derrotar al kirchnerismo en las urnas, ya que la vía menos ética de entronizar a Cleto como presidente de la crisis no pudo ser. En esas carpas, el divismo por metro cuadrado alcanza proporciones siderales. Sin embargo, su peor enemigo parece ser otro. En un escenario de crisis, ¿los argentinos se inclinarían por un presidente radical o por un socialista mezcla de Tabaré y De la Rúa? Tal vez porque se aburre mucho con esos laderos o porque su ambición supera incluso su indefinible estado psíquico, Lilita le tira onda al lindo de Lole, a Macri y a cualquier peroncho taquillero de esos que no se van del poder así porque sí.
Para terminar, copio este comentario de Manolo, que cierra el cuadro y pone blanco sobre negro lo que realmente se juega en esta elección legislativa:
“Para el peronismo, lo que se disputa en la Interna General del 2009 es un problema de Hegemonía Cultural. Según la relación de fuerzas hay dos posibles resultados:
Recauchutar el “Orden Natural de la República”, con el aplauso y acompañamiento del Establishment.
Seguir con su desmantelamiento, aunque no se tenga nada elaborado con qué sustituirlo, porque los “teóricos” responsables siguen concentrados en discutir si sus ombligos giran a la Derecha o a la Izquierda.”
El menemismo 2.0 se organiza y presentará dura pelea en octubre de este año. Conociendo el espinel, no debería asombrarnos. Si llevamos casi 35 años de peronismo sin Perón, ¿por qué no habría de aparecer un menemismo sin Menem? Lo que nos deja perplejos, indignados, buscando respuestas hasta debajo de la cama, es la posibilidad de que una parte gravitante de la gente se suba nuevamente a ese bondi.






Publicado en Revista Zoom.
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