Unidad

Ha llegado la hora de deponer intereses personales. Unidad con todos aquellos que no estén con la embajada. Y asegurémonos de que en la unidad tengamos verdaderos representantes de los intereses del pueblo

jueves, 16 de octubre de 2014

Carta Abierta al kirchnerismo cordobés (#)

Luis Rodeiro
¿Dónde van los kirchneristas no encuadrados, en las distintas estructuras internas, a plantear sus dudas, sus sugerencias, a debatir ideas, a ejercer el pensamiento crítico, como pedía Néstor? Ignoro cómo será el debate interno en esas estructuras diversas, pero que “siento”- puede que desconozca una realidad- como cerradas en sí mismas.


¿Dónde van los que asumen el proyecto nacional, popular y democrático como militantes comunes, que no se consideran estrategas políticos avezados, ni tienen la varita mágica?
¿Dónde van los que asumen el proyecto nacional, popular y democrático como militantes comunes, que no se consideran estrategas políticos avezados, ni tienen la varita mágica que permita hacer del K en Córdoba una alternativa, pero que tienen ideas, inquietudes, lecturas de la realidad, posiciones, opiniones, aportes?
¿Dónde van los militantes que participan -cuando los convocan- de las acciones colectivas, pero que carecen de un espacio de debate donde también confluyan -porque son necesarios, imprescindibles-  los cámporas, los jauretches, los evitas, los kolinas, los mossé, etcétera, etcétera?
¿Dónde van los que no tienen relación orgánica con la dirigencia reconocida para expresar, por ejemplo, las dudas sobre las ambigüedades de Acastello, en su supuesta relación con el delasotismo o de Olga Riutort sobre lo que algunos tienen esperanzas? ¿Dónde expresar la opinión de que ciertos dirigentes -que serán o no buenas personas a nivel humano-, pero que políticamente tuvieron su oportunidad y fracasaron o se quedaron a mitad de camino, lo que no significa negar su condición de militantes?
¿Debatir si Giacomino, por ejemplo, hoy por hoy, suma o más bien resta al proyecto, si las figuras repetidas una y otra vez como candidatos, no cumplieron su ciclo? ¿Dónde discutir si no es necesario pedir que den un paso al costado en sus aspiraciones, pero que sigan militando desde abajo? ¿Preguntarse por ejemplo cómo puede ser referente un sindicalista que un día hace un paro en contra de Cristina y a la semana una marcha de apoyo? ¿Dónde escuchar su explicación? En una de esas tienen razón, pero ¿dónde discutirlo? ¿Cómo saber si es cierto que hay legisladores kirchneristas en la provincia y conocer qué hicieron?
¿Dónde discutir cómo superamos el trauma Scotto, sin quedarnos meramente en la bronca, en la frustración, en el señalamiento, en la resignación de lo que pudo ser y no fue? ¿Culpa sólo de Scotto? ¿Cómo recuperar la confianza de esos votantes que permitieron dar un paso cualitativo al kirchnerismo cordobés?
¿Dónde plantearnos la necesidad o no de buscar nuevas alianzas? ¿Dónde sugerir nombres y grupos para compartir aunque sea un tramo del camino? ¿Cómo tomar una decisión sobre si la lucha por la intendencia de la Capital no pasa a ser prioritaria, dentro de nuestras posibilidades electorales? ¿Cómo imaginar una campaña creativa con proyectos concretos?
¿Cómo poner un poco de audacia a la alternativa K en Córdoba? ¿Cómo superar esa sensación de estar siempre “esperando a Godot”, como en la tragicomedia de Samuel Beckett?
 Desde lo interno, la realidad no ha cambiado mucho, en cuanto a las posibilidades del kirchnerismo en Córdoba, desde la última contienda electoral. Sin duda, las condiciones hasta ahora nos han sido adversas. Pero hoy más que nunca hay un espacio para pelear. Nos dicen y lo creemos, que hay por parte de los distintos grupos internos, un importante trabajo subterráneo, una acción territorial que está creciendo. Lejos de negar su importancia, por el contrario destacarla y difundirla si así fuera, pero parece que falta, además, una referencia política unificadora, un espacio colectivo que asegure presencia permanente, que amplíe los canales de participación, que dé organicidad a una propuesta local. Pareciera que sólo la inminencia de los actos electorales, lograra despertarnos de una prolongada siesta provinciana, pero con la sensación de ser “ajenos” a las decisiones y propuestas que bajan del Cielo. El Partido de la Victoria, que quizá debería cumplir ese papel, no es precisamente un organismo vivo. ¿Dónde discutir si es o no importante abrir el partido, ponerlo en movimiento, sacarlo a la calle?
Perdón si alguien se siente ofendido, si soy impertinente o si estoy fuera de lugar. Son preguntas, en el marco del pensamiento crítico, que nos pidió ejercer alguna vez ese hombre convocante que vino del Sur.

(#) Este texto es una carta abierta, pero para evitar confusiones no tiene relación alguna con la estructura Carta Abierta, que suele iluminar la realidad nacional desde Buenos Aires.

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